Hace casi dos meses atrás escribí este artículo llena de impotencia y ante las recientes noticias, creo que es hora de que ya salga a la luz.

Infracción

Cruzarse la luz roja es una infracción de tránsito. Coger el carro de tu papá sin permiso también podría considerarse como una infracción. Meterle cabe a tu amigo durante la pichanga es una infracción.

¿Qué no es una infracción?

Violar a tu prima de 8 años tan brutalmente que haya tenido que ser sometida a una reconstrucción vaginal. Eso es un delito.

El más reciente (ya no tanto) caso de violación sexual a una menor de edad es simplemente terrorífico. Su mamá salió a comprar y ella se quedó con su primo en la sala de la casa de sus abuelos. El violador (porque eso es lo que es) la echó sobre el sofá y abusó de ella violentamente. La dejó sangrando y llorando en el baño, donde su mamá la encontró al regresar.

Con un patrullero llegó a una comisaría donde a un incompetente agente se le ocurrió que a la menor podría haberle venido su menstruación. Varios intentos después pudieron llegar con un médico legista que confirmó la violación y ordenó que la menor sea sometida a una reconstrucción vaginal. Horas después su primo- y agresor- fue liberado. Porque tiene 13 años, no 14 y su acto sigue siendo imputable según la ley.

No pretendo ser abogada solo por haber leído la Convención de Viena la noche anterior, (varias noches atrás) así que mi opinión quizá no va a tener mucho sustento legal. Créanme, yo entiendo que salirnos de la Convención traería varias consecuencias perjudiciales para nosotros y nuestras relaciones internacionales. Pero espero que me entiendan a mí, como parte de una de las poblaciones más vulnerables de ser víctimas de este tipo de violencia y habiendo sido víctima de ella, cuando digo que nuevas medidas deben surgir lo más pronto posible (hace dos meses que escribí este artículo).

Porque algo debemos estar haciendo mal. Yo creo que son varias cosas. He escuchado y pronunciado con mis propios labios tantas veces el discurso que apela a la educación como la cura de todos nuestros males. Pero, realmente, ¿qué estamos haciendo ahora para que esto cambie? Porque lamentablemente la educación va a empezar a dar frutos de aquí a 10 años (si quiera en algunos sectores privilegiados). Y hasta que esto pase, miles de niños y adolescentes van a seguir siendo violentados sin tener un marco legal que los proteja de sus agresores. Esta es la cruda realidad a la que debemos reaccionar: un país en el que te pueden matar y te pueden violar, pero en el que el Poder Judicial que supuestamente debería cuidarte se cruza de brazos porque quien te dañó no cumple con una valla de edad.

Tal como comenté en un artículo anterior , yo no creo que el grito feminista sea un grito de violencia. Es un deseo profundo de querer alzar la voz frente a estas y otras injusticias. Es hacer notar que la situación es insostenible y que es momento de que nuestras voces se escuchen. Las medidas y cambios legales deben tomarse ahora. Por un año un violador o un asesino no debería poder escapar de su responsabilidad. Porque el que no haya habido penetración no significa que no existió violencia . Y porque, por el amor de Dios, un abuso sexual puede ser tan traumatizante como una violación y es hora de que nuestras leyes puedan tener recursos para examinar estos y cientos de otros casos.

La ley y la Convención convierten a este chico de 13 años en un violador sin posibilidad de recibir una pena, no en un infractor. Porque yo me puedo poner en su lugar y en el lugar de sus padres (tal como lo sugieren algunos usuarios de Facebook), pero no pienso hacerlo olvidándome de cuáles son los zapatos qué más duelen en esta situación. Y menos aún, sin dejar de pensar en aquellas a las que les arrebataron el siquiera poder estar en pie.

Nota: Si estás pasando por algún tipo de violencia sexual o familiar puedes llamar gratuitamente a la Línea 100 en cualquier momento del día desde cualquier tipo de teléfono.

Edición: Daniela Cáceres