Empecemos por definir qué son los activos financieros. Son títulos o anotaciones contables que otorgan al comprador derecho a recibir un ingreso futuro procedente del vendedor. De tal manera que el comprador consigue una rentabilidad con el dinero que invierte, mientras que el vendedor se financia. En palabras “sencillas” #sencillo? #dónde?, son derechos que adquiere el comprador sobre los activos reales del emisor, y el efectivo que estos generen (Banco Bilbao Vizcaya Argentaria S.A., 2019).

Los activos financieros pueden ser de dos tipos: de renta fija y renta variable. Renta Fija se refiere al activo cuyas condiciones (plazo y cupón) están pactadas por contrato, por ejemplo, un bono; mientras que la Renta Variable se refiere al activo cuyas condiciones son inciertas, por ejemplo, una acción. Ambos pueden conformar un portafolio para el propietario, y ambos activos poseen rentabilidad y riesgo, pero en diferente magnitud.

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Por otro lado, un alimento se define como toda sustancia elaborada, semi-elaborada o natural, que se destina al consumo humano (Organización panamericana de la salud, 2019). En ese sentido, para realizar un mejor análisis, se clasificarán los alimentos según la cantidad de nutrientes que contiene este.

Con lo presentado anteriormente, ¿de dónde diablos sacas la similitud?, encontrar la similitud resulta un poco descabellado. Sin embargo, fumartela un poco ponerte a reflexionar podría ayudarte a encontrar factores comunes entre el activo financiero y el alimento y, finalmente, sacar provecho de ello.

Desde un primer vistazo, se puede notar que tanto el activo financiero como el alimento aportan “algo” #UnNoSéQué #QueMeGusta que añade valor al individuo. Este “algo” es la rentabilidad mayor a cero que podría adquirir una combinación de activos financieros, tanto de renta fija como variable; es decir, el portafolio. Así, en el esperado aumentan la riquezas del individuo. Análogamente, los nutrientes, los cuales son una combinación de proteínas, carbohidratos, fibras y grasas, aportarían al individuo en la digestión (el “esperado”, como representación del futuro luego de ingerir). Entonces, sabemos que nuestro portafolio y los alimentos nos aportan “algo”, pero no sabemos con exactitud la magnitud de ese “algo”…

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Como “sólo sé que nada sé” es necesario precisar que existe incertidumbre en ambos. Para los activos financieros, esta incertidumbre se mide a través del riesgo o volatilidad. El esperado del segundo momento #MePuseFina, llamado también varianza, mide cuánto de el retorno se desvía de su media en los distintos escenarios posibles. Mientras que para el alimento es la incertidumbre respecto a cuántos nutrientes en promedio se quedan en el organismo, medido por la “bolatilidad” que te hace bola.

Si analizamos el factor “volatilidad” y “bolatilidad” el individuo racional, sabiamente, querría disminuir ambas. La forma en que se ejecutaría es bastante similar: para el caso de una buena alimentación, un individuo que quiere dejar de ser fat para ser fit, se detendría a mirar y a entender, por cada alimento que consume, el valor de nutrientes para llevar una vida sana #Octógonos. Así también, una buena inversión requiere detenerse a mirar qué pasa con la economía a través de indicadores análogos a los #Octógonos: inflación y crecimiento de la economía.

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Adicionalmente, cada tipo de persona (clasificada por edad y sexo) necesita una determinada combinación de nutrientes. De forma análoga, cada inversionista (clasificado por su aversión al riesgo) necesita una determinada combinación de activos. Por ejemplo, pensemos en una persona que desea ganar masa muscular versus una persona que desea bajar de peso. La primera persona elegirá una combinación de mayores proporciones de carbohidratos, proteínas y fibra #NoTeInyectes #NoAlaPichicata; mientras que la segunda, elegirá tener mucho menores proporciones de los mencionados anteriormente. A su vez, eso depende del contexto en la que se encuentra la persona: si es verano, claramente querrá lucir un cuerpo mucho más esbelto que en cualquier otra estación del año.

Asimismo, un inversionista, elegirá un combinación eficiente de activos conforme a su preferencia y soporte al riesgo #BeStrong. Por ejemplo, un inversionista averso al riesgo (quien no soporta riesgo) elegirá una cartera de activos más certeros como los de renta fija; mientras que un amante al riesgo elegirá una cartera repleta de activos con mayor riesgo, como los de renta variable #Yolo. Como es de esperar, la combinación de activos dentro de un portafolio también depende del contexto, no de estaciones o climas, sino de la economía: cuando hay recesión, conviene activos de menor riesgo como los de renta fija, independientemente de que el inversionista sea amante o adverso al riesgo.

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El beneficio que aporta la mayor combinación de nutrientes a las personas es premiado con buena salud, así como el mercado premia con mayor retorno al portafolio con la mayor combinación de riesgo, pues el principio básico de finanzas nos dice a que a “mayor riesgo, mayor retorno”.

Finalmente, las similitudes entre los activos financieros y los alimentos resultan más evidentes de lo que parecen. Existe un portafolio para cada tipo de inversionista; y, a su vez, existe una dieta óptima para cada tipo de persona. Así, la recomendación sería cuidar tanto tu alimentación como tu portafolio (en caso lo tuvieras).

Edición: Sofía Flores

Referencias:

  • Ang, A. (2014). Asset Management: A Systematic Approach to Factor Investing. New York.
  • S.A, B. B. (2019). Retrieved from BBVA continental: https://www.bbva.es/general/finanzas-vistazo/fondos-inversion/activos-financieros/index.jsp
  • Salud, O. P. (2019). Retrieved from https://www.paho.org/hq/index.php?option=com_content&view=article&id=1383:2009-alimentacion-complementaria&Itemid=40500&lang=es