“Es en tiempos difíciles donde lo políticamente imposible se hace políticamente inevitable”

Milton Friedamn

En Perú, las marchas, cacerolazos y tragedias han sucumbido al país tras una vacancia inconveniente y una clase política decepcionante. Como consecuencia, la #GeneraciónDelBicentenario salió a marchar defendiendo una democracia que parecía ser arrebatada. Con tres presidentes en menos de una semana, el rol protagónico se lo llevaron los partidos políticos, sus disputas intra-partidarias y cuestionables intereses en el poder. Asimismo, se pone en duda la legitimidad de sus propuestas y los efectos que pueden tener en una economía emergente como la peruana. Por ello, vale la pena preguntarse: ¿Qué tan importante es la fortaleza y credibilidad de dichas instituciones (partidos políticos y congreso) para el desarrollo del Perú?

¿QUÉ SON LAS INSTITUCIONES?

Pese a que no haya un consenso, Douglass North -Premio Nobel de Economía 1993- propone definirlo como “Las reglas del juego (formales o informales) y los medios disponibles para su aplicación”. Mediante este concepto, logra diferenciar a las instituciones de las organizaciones.
No hay que estar tan #freak como para no creer que las instituciones merecen tener un papel especial en el desarrollo de nuestra economía y en nuestro bienestar como sociedad. De hecho, Acemoglu, Johnson y Robinson (2005) resaltan su rol como determinantes fundamentales del crecimiento económico a largo plazo. Un ejemplo son las dos Coreas, pues ambas poseen el mismo lenguaje, cultura y características geográficas, pero difieren en sus instituciones. Unas más extractivas (Norte) que inclusivas (Sur). Así, las reglas del juego dentro de una sociedad pueden permitir florecer o dejar morir el bienestar de las sociedades.

INSTITUCIONALIZACIÓN DE PARTIDOS

Samuel Huntington conceptualiza la institucionalización de partidos como “el proceso por el cual la organización y sus procedimientos adquieren valor y estabilidad”; es decir, se solidifican y, de esa manera, son más efectivos en el cumplimiento del sistema democrático, como lo mencionan Randall y Svasand. En ese sentido, los partidos cumplen el rol de representar intereses de los ciudadanos y personalizarlos en distintos niveles del gobierno (Urrunaga, Hiraoka y Risso, 2001). Sin embargo, esto no ha sucedido en el país, pues los partidos suelen tener corta experiencia y no pueden siquiera cumplir con el rol de brindar un sentimiento de identidad política. Al final, el rechazo explica la proliferación de partidos políticos “vientre de alquiler” que pretenden suplantar a los partidos políticos per se. 

BANDIDOS EN LA POLÍTICA

Según el informe de gobernabilidad del INEI, las instituciones menos confiables en el país son los partidos políticos y el congreso. Inevitablemente, se asocia a la política con un arraigo delictivo: más del 60% de la población peruana considera a la corrupción como el principal problema de preocupación y, lamentablemente, la historia de nuestros expresidentes y 68 congresistas del actual congreso lo demuestran. Y es que, cuando los partidos son débiles y desinstitucionalizados, es más sencillo para los “corruptos” apropiarse del poder y velar por sus intereses descaradamente. Aunque el problema no solo persiste en la debilidad de partidos, sino que ya se ha planteado que el país funciona una “política sin partidos”. (Tanaka, 2005)

Inspirados en el término de “bandido estacionario” 1 de Mankur Oslon, Carlos Ganoza y Andrea Stiglich diferencian a dos clases de “bandidos”. Por un lado, los bandidos sedentarios, quienes representan a aquellos políticos con cierta trayectoria quienes moderan sus actos para no desestabilizar al partido. Por otro lado, los bandidos pasajeros, quienes aprovechan su corta estadía en un cargo público para saciar su propio interés sin una vigilancia de parte de la población y la instituciones correspondientes. 

Fuente: INEI-ENAHO. Módulo: Gobernabilidad, Transparencia y Democracia

PARTIDOS DÉBILES Y EL CONGRESO INMERECIDO

Los bandidos pasajeros pueden formar organizaciones con un fin “lucrativo” que termina por crear un estado menos gobernable mediante dos maneras: corrupción y mala gestión. Las repartijas reparticiones de lealtades y favores no permiten que se realicen proyectos de verdadero valor social que impulsen el dinamismo económico. El caso de esta clase de bandidos es más recurrente en el plano subnacional, pues son atraídos a la política por el crecimiento de recursos de los gobiernos locales y regionales.

Así también, pueden llegar al congreso a través de la permeabilidad de partidos débiles. Sin mayores vínculos con estos, las miras de hacer una carrera política en el largo plazo son escasas. Según Levitsky, cuando un congreso se llena de “políticos” de un solo periodo, se tienen desincentivos para fortalecer sus competencias, legitimidad y no se promoverá que el congreso mejore como institución. Los partidos débiles dificultan esa gobernabilidad, no son capaces de coordinar entre ellos para salvaguardar un sistema democrático en el futuro y pueden llegar a ocasionar un quiebre de esta. 

CONGRESO COMO UNA FÁBRICA

¿Qué mejor ejemplo de una entidad que pone las reglas del juego que el mismo Poder Legislativo? Si pensamos en el congreso como una gran fábrica de leyes, los desincentivos de Levitsky no son triviales. Estos pueden estar colmados de populismo e intereses personales y, por tanto, ser fuente de interrupción de crecimiento. Pues, para que un país prospere depende, en buena parte, de la calidad de “insumos” (partidos políticos) que eventualmente lleguen al poder (congreso, gobierno) y generen “bienes” (leyes, políticas) que permitan un bienestar general. 

A=Reglas =G(Partidos políticos)

Bienestar General =A x F(Producción,Consumo)

Como tal, estas leyes no serían un bien final sino que servirían como amplificador o reductor de la función de producción del bienestar general. Si dentro de nuestros generadores de leyes tenemos a políticos bandidos y a instituciones débiles que velan por sus propios intereses, entonces no podemos esperar que esta fábrica nos de bienes de calidad para un futuro próspero. 

Fuente: Bitacora.Jomra.ES

¿YA CUMPLIMOS LA TAREA?

Los partidos políticos son la base para que el Estado funcione al servicio del ciudadano; si estos son fuertes, el capital político que se construye permite el desarrollo de políticas públicas que atienden a la población, porque son sensibles al rendimiento de cuentas. De esta manera, se podrían evitar situaciones como las del paro en el norte del país, por las que se discute la derogación de la Ley de Promoción Agraria en el pleno, luego de un lamentable fallecimiento en La Libertad. ¿Acaso habrán primado los intereses de una clase política bandida?

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[1] Concepto que se utiliza para denominar a aquel que tiene incentivos para maximizar el saqueo a largo plazo.

Referencias

Acemoglu, D., Johnson, S., & Robinson, J. A. (2005). Institutions as a fundamental cause of long-run growth. Handbook of economic growth, 1, 385-472.

North, Douglass C. “Institutions.” (1991) The Journal of Economic Perspectives, vol. 5, no. 1. pp. 97–112. JSTOR, www.jstor.org/stable/1942704

Tanaka, M. (2005). Democracia sin partidos. Perú 2000-2005: los problemas de representación y las propuestas de reforma política. Lima.