Con un poco de mucha suerte, la sociedad habrá aprendido una que otra cosa cuando las cuarentenas vayan levantándose y se retome lo más similar a ese característico ritmo de vida que dejamos repentinamente. O quizás no. Pero aquí vengo a bombardearte con random facts, estos son, pequeños dotes de información sobre temas muy variados de la biología. Utilízalos sabiamente y que sean tu munición la próxima vez que quieras impresionar en la cena familiar de tu suegra y por Zoom.

La famosa vacuna que nos … ¿salvará?

Comencemos con lo más obvio. Debes haber escuchado mil cosas sobre SARS-Cov-2 (Severe Acute Respiratory Syndrome Coronavirus 2), el virus que causa la COVID-19 (COronaVirus Disease 2019). Y la que te tiene posiblemente más a vilo es cuándo será ‘vencido’, cuándo llegará este príncipe azul a rescatarnos. Ahora bien, debes haber escuchado de los medios, tus amigos y de ti mismo: ‘Pronto saldrá una vacuna que acabe todo esto’. No es por pincharte el globo, pero debes tener en cuenta algunas limitaciones.

En primer lugar, hasta que se de la aplicación a la población, puede pasar mucho tiempo – esperemos que sean solo meses -, debido a la investigación requerida, los altos costos, burocracia y las implicancias éticas de los ensayos que se realizan. En segundo lugar, la historia de los coronavirus, en general, no nos permite soñar tanto. Estudios en la Universidad de Oxford, Reino Unido, muestran que, sí, estos virus inducen una respuesta humana inmune, pero tiende a ser olvidada por el cuerpo y, por tanto, puede reinfectar pasados varios meses. Y esto podría reflejarse en la vacuna: si esta se inyecta, la respuesta inmune generada se perdería tras 1 o 2 años. Aun así, esto sirve, ¿cierto? Como la vacuna anual contra la influenza. Pues sí, pero no. Las vacunas estacionales contra la influenza de cada año son 50% efectivas, y es probable que la vacuna contra el coronavirus tampoco sea completamente efectiva. Por último, el coronavirus también afecta a animales de granjas alrededor del mundo y se han creado vacunas no muy eficaces durante las últimas décadas para esto.

Los gráficos muestran dos tipos de respuesta inmune ante el SARS-Cov-2 (coronavirus) y cada punto representa a una persona. En el eje horizontal están los días post-infección. Entonces, a la izquierda vemos que muchas personas no generan una respuesta importante de ese tipo. A la derecha, vemos que la mayoría genera una respuesta significativa, pero esta ya se ha perdido notablemente a los 2 meses. Esto implica: mayor vulnerabilidad a ser infectado de nuevo. https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2020.04.15.20066407v1.full.pdf

En conclusión, esperamos mucho, pero aún si se la tan ansiada vacuna se aplica a toda la población, de ninguna manera implica un borrón y cuenta nueva. Afortunadamente, varios ensayos lucen prometedores, e incluso si ayudan ‘solo’ a prevenir el desarrollo de sintomatología grave o requieren aplicación anual, serían un gran logro. Por ahora, el trabajo sobre antivirales y tratamientos resulta crucial. Estemos preparados para un distanciamiento físico social por más tiempo.

Fake news por todas partes

Esta es la foto que está trucada. Que una imagen así recorra las redes así y varias personas no la cuestionen e inclusive, se sorprendan, nos lleva a pensar.

Pasando a otra área, ¿has escuchado sobre los delfines en el río Rímac? Dios. Estoy seguro que cada vez que alguien lo mencionaba, un ecólogo moría. Como el investigador de vida acuática, Yuri Hooker, menciona: ‘Hay algo en esta pandemia que ha resultado ser más peligroso que el propio virus: el creer cualquier cosa que se publique’. Yuri presenta este caso como un ejemplo no de ignorancia respecto a un tema, sino de la falta de esfuerzo por buscar una explicación plausible – que sea posible.

Sería bueno tener en cuenta que, los delfines amazónicos viven en la Amazonía, esto es, la vertiente oriental de los Andes; mientras que el Rímac se encuentra en la vertiente oriental de esa cordillera. El simple hecho de hacer memoria para recordar estos conocimientos basta para solo reírse de los delfines amazónicos rosados en el río Rímac, ¡claramente no pueden volar por sobre los Andes! Sin embargo, también debemos saber que este río silbador está altamente contaminado, y ni un mes, ni un año, son suficientes para permitir la vida de grandes mamíferos.

Con respecto a otros reportes de avistamientos de vida silvestre, es altamente posible y es de hecho, esperanzador, pero no todos son reales, y más aún, si esperamos regresar al ritmo de vida ‘normal’, estas situaciones se convertirán de nuevo en raras excepciones.

Esta es una imagen real que debería estar impregnada en el imaginario colectivo.

Las consecuencias de la extinción de grandes animales salvajes

¿Algo un poco más denso? Aquí va. Estudios recientes muestran que los declives globales de la megafauna (grandes mamíferos, aves, reptiles) genera declives en la dispersión de patógenos y a su vez, esto propiciaría el aumento de enfermedades infecciosas. Te recomiendo leerlo lentamente de nuevo. Suena paradójico, ¿no? Si hay menos, digamos, elefantes, los patógenos que los afectan y a aquellos con los que interacciona pasarían en menor medida de uno a otro, y esto haría que surjan aún más enfermedades. Pues sí.

Ocurre que los patógenos que cumplen ciclos entre ellos, siguen haciendo su ciclo normal mientras encuentren a los huéspedes de los que dependen. Pero cuando uno (el elefante), desaparece, los patógenos se verán obligados a adaptarse. Y así, los que quedaron aislados en otros animales irán cambiando su ciclo de vida hasta diferenciarse unos de otros y formar patógenos un poco más distintos. Si en el proceso, encuentran a un animal doméstico, o incluso, a un ser humano, pueden incluirlo en su ciclo de vida y ¡pum! Aparece una nueva enfermedad infecciosa.

Concentrémonos en los colores de los bichos encerrados en círculos y del patógeno con forma de frejol. (A) Vemos que cuando el elefante está, todo sigue una línea estable de infección y re infección. Pero cuando este desaparece en (B), en (C) la línea estable se ha roto y se buscan nuevos lugares de infección. Pero también, ¡se han generado también nuevos posibles patógenos (frejoles de más colores)! https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/ecog.05209

Para evitar la aparición de más enfermedades zoonóticas, debemos dejar de extinguir especies. Los esfuerzos de conservación no son solo en beneficio de la vida silvestre, sino también de nuestra propia sostenibilidad y supervivencia.

Finalmente, no olvides buscar información lo más certera posible; de las fuentes lo más confiables posible, para tener una opinión y tomar una decisión lo más adecuadas posible. ¡Pregunta! Preguntar no te hace tonto, te hace curioso y te prepara. ¡Busca! Buscar no quita tiempo, premia.

Edición: Diana Decurt