“un empleo curioso. Cocinando párrafos, artículos, ocurrencias, etc. – ¡trabajando en el Motor político!”

Jhon Adams

En 1769, Jhon Adams escribió esa frase en su diario como motivo de pasar la noche ocupado. Él, junto a algunos patriotas en Boston, difundían historias falsas para minar la autoridad real en Massachussets.  En ese entonces, varios líderes de la Revolución Americana intentaban manejar la opinión pública e inventaban historias que parecían reales. Por ejemplo, el gobernador de New Jersey elaboraba un extenso artículo: “La crónica imparcial” donde afirmaba que el rey enviaba a miles de soldados extranjeros para matar estadounidenses.

Estas historias no son inherentes a nuestra época. Si nos remontamos a años atrás, en octubre del 2017, compañías como Google, Facebook y Twitter fueron convocadas por el Comité de Inteligencia de Estados Unidos, pues estas plataformas habrían expuesto fake news, generadas por Rusia, para favorecer la candidatura de Trump. Según los informes, la propaganda rusa habría llegado a 126 millones de usuarios en EEUU solo a través de Facebook. Vemos así que se desvirtúa esa proyección institucional de la comunicación que al volverse política busca esa cohesión social. Entonces, ¿qué papel juegan las fake news en este ámbito?

El lenguaje como un arma ¿letal?

En el mundo político se ha planteado una dicotomía entre quienes lo plantean como un espacio donde la mentira y el engaño son inviables y, por otro lado, quienes consideran que el diálogo es el elemento indispensable en la política y la mentira es atribuida como un componente connatural e incluso como un bien necesario.

De esta forma, el diálogo se presenta como herramienta que permite lograr acuerdos, convencer y hallar perspectivas que nadie agota desde de su posición. Sin embargo, cuando la deliberación se transforma en debate o en negociación entre intereses, el objetivo es vencer, no convencer, y se pretende trasladar el mensaje a un mayor número de personas. Es así como la palabra se convierte en un arma que, en ausencia de verdad, permite que la deliberación pública sea concebida como una guerra de información por alcanzar y mantener el poder.

Posverdad, democracia y coacción

La verdad no suele aparecer en un estado puro, cuando se comunica suele recurrir a factores intencionales y se convierte en propaganda. La posverdad sería difundir esa propaganda desinformativa con el intento de influir en la actitud de personas respecto a asuntos controvertidos, a través de la manipulación. Así, se busca atraer al público y sembrar en él la percepción de una realidad por eso Maquiavelo advertía que los gobernantes no son sino como son percibidos. Esta transformación afectaría a la política. ¿De qué forma? Sentimentalismo en las decisiones políticas, fragmentación de opinión pública, polarización y un clima de sospecha que cuestiona la verdad.

En 1962, el politólogo británico Bernard Crick publicó “En defensa de la política”, donde indica que en el arte del juego político se permite que en diferentes creencias se forme una sociedad pacífica y próspera. En una democracia liberal todos poseen la libertad de llevar la vida que escojan; sin embargo, sin información, civismo y conciliación, las personas resuelven sus diferencias recurriendo a la coacción.

Difundir falsedad y corroer el juicio de los votantes son comportamientos que divergen de esa condición de libertad que Crick sugiere. Todo esto desacredita la democracia liberal e impulsa a políticos que alimentan la conspiración. Mandatarios como Trump y Peña Nieto se han acostumbrado a denominar fake news a cualquier punto de crítica. Así también, líderes políticos utilizan la pandemia como pretexto para censurar noticias “negativas”. Según Freedom Net 2020, en al menos 45 países, activistas, periodistas y otros miembros fueron arrestados o acusados de delitos penales. Los gobiernos de 28 países censuraron sitios web para eliminar estadísticas de salud desfavorables, acusaciones de corrupción y contenido relacionado con COVID-19.

Donald Trump sobre la prohibición de viajes. Fuente: The Telegraph

Algunos tips

A puertas de elecciones y con las circunstancias que demanda, las campañas están sujetas a realizarse por redes sociales, en su mayoría. La falta de información atenta contra la democracia a un partido o modo de gobierno. Entonces, en este tiempo de campaña electoral ¿cómo debo informarme? Agusto Towsend en el Comité de lectura nos brinda algunos tips:

  1. Información de fuentes oficiales: decidebien.pe, plataforma electoral del JNE.
  2. Portales de noticias que hagan un fact-checking político como Amallulla.
  3. Desconfiar de información alarmista de algún candidato, para comprobar la noticia primero debes ir al portal de noticias, revisar declaraciones y contrastar la noticia en otros portales.

Ahora, en época de pandemia, la desinformación mata. Literalmente. Y si aunamos esta situación a nuestra época electoral, debemos ser responsables, porque aquellas noticias que pensamos que desaparecen en un rato, podrían persistir más tiempo del que creemos, causando daños que no podemos anticipar.

Editado por Camila Villalobos