¿Es cierto que, con más tiempo libre, haces más? Piensa en cuántas veces te has dicho, a mitad de año, que este verano sí te metes al gym o que, si tuvieras más horas libres, te inscribirías a ese taller de teatro, de baile o de pintura #TodasMentiras. Incluso, piensas que esta vez no echarás a perder las vacaciones y adelantarás cursos o te especializarás. #NoLoSéRick. Pero, llegado el momento, ¿has hecho todo lo que quisiste? Tanto la psicología como la economía pueden ayudarte a entender por qué en nuestro ¿irracional?  cerebro se libran unas mini batallas y, si no tienes cuidado, puede que al final tengas miles de intenciones, pero no termines cumpliendo ninguna de ellas. ¡Sigue leyendo para descubrir este enigma!

Una característica básica de las vacaciones es que dejas de hacer algo que posiblemente abarca muchas horas de tu vida. Por lo que tu tiempo disponible para webear hacer más actividades se incrementa exponencialmente. De repente, pasaste de ser pobre en tu stock de horas libres a un billonario en cuestión de segundos. Tanto es así que ya te pones a grabar videos de Tik Tok(?)

Sin embargo, un concepto importante dentro de la economía es el de la escasez. Sin este, no existiría la economía. Aquella hace que tengamos que decidir y jerarquizar. No obstante, este cambio brusco de pasar a tener el día copado a contar con mucho tiempo disponible puede que nos genere un tipo de ilusión en el que las horas disponibles son casi casi infinitas. De esta forma, empezamos a valorar cada vez menos algo de lo que poseemos un montón. La utilidad (felicidad) marginal que nos concede saber que tenemos libre el día siguiente es cada vez menor, por lo que nos lleva a jerarquizar de manera ineficiente nuestro tiempo, el cual percibimos como “abundante”.

A esto, se le suma nuestra preferencia por el tiempo presente, un concepto que juega un rol importantísimo cuando procrastinamos. En su paper sobre la procrastinación, Ted O’Donoghue y Matthew Rabin afirman que las personas usualmente somos muy optimistas sobre las metas que nos ponemos, pues involucran costos en el presente, pero los beneficios son todavía visibles en el futuro. A pesar de que nos guste la actividad que vamos a llevar, es difícil aún dejar la comodidad de tu mueble y Netflix, especialmente si no puedes ver los resultados automáticamente. #PrometoQueValdráLaPena. Nuestra paciencia o factor de descuento (para los conocedores) es crucial, para que una persona decida sacrificar más en el presente para obtener beneficios futuros. En economía, el factor de descuento, como dice su nombre, descuenta flujos, a medida que pasa el tiempo. Es decir, no vale lo mismo algo mañana que hoy. De acuerdo a eso, los agentes tendrán distintas preferencias de agotar sus recursos. Quizá, unos valoren más el presente que el futuro y decidan consumir más de ese “algo” ahora que esperar al día siguiente, o a la inversa. Aquí es donde la ilusión de recursos infinitos distorsiona nuestra forma de racionalizar (?).

De igual manera, esta ilusión puede ser acompañada con la paradoja de la elección o The Choice Paradox. Para ponértelo más simple, es cuando tienes muchas películas y series que tienes que elegir, pero ese mismo hecho de saber que tienes tantas opciones hace que sea muy difícil escoger una sola #ComoEnElAmor #OkNo. Contar con mucho tiempo libre y tener varias opciones quizá sea la situación menos ideal(?) de este verano. Verás que, al final, se acaba el día y no te decidiste por nada #TristePeroCierto.  

En resumen, no es cierto que, con mayor tiempo, siempre vas a hacer más productivo. Quizá hagas más, lo mismo o, en el peor de los casos, no hagas absolutamente nada.  Esto se puede deber a que entras en esta ilusión de poseer tiempo infinito y de sobra para realizar las actividades que dejaste para después. A nuestro sesgo por el presente y el costo -casi doloroso- de sacrificar comodidad presente por algo que no podemos observar tan rápidamente y, finalmente, no decidir puntualmente las actividades que vas a realizar. Ahora que lo sabes, ¿seguirás haciendo lo mismo?

Editado por Claudia Barraza