Es probable que nosotros, fans del arte, que leemos sin falta la sección Arterapia – o redactamos para esta, jeje – nos hayamos topado con quotes o citas que hacen referencia a que el mejor artista – o el “mejor arte” – es aquel que proviene de una mente perturbada, inestable, etc. La verdad, suena extra romántico y siempre he leído estas afirmaciones sin cuestionarlas. Pero, finalmente me pregunté, ¿qué tan cierto es esto, científicamente hablando?

Ansiosa de ir en busca de respuestas terminé redactando el presente artículo, reuniendo argumentos de estudiosos que dan su apreciación acerca del tema. Denle una leída si alguna vez han sentido curiosidad por resolver este enigma tanto como yo.

Al parecer, todo este discurso del artista demente es poco más que un mito muy antiguo. El investigador Eric R. Kandel indica que durante la era del romanticismo en el siglo XIX se solía afirmar que la creatividad provenía de las enfermedades mentales, pues estas disminuyen las restricciones que nos imponen tanto la costumbre como las convenciones sociales, así como el pensamiento “racional”, lo cual permite al artista explorar fuerzas creadoras inconscientes. Como ya es de saber, las antiguas sociedades tenían visiones mucho más conservadoras acerca de cómo es un ciudadano “decente”, por lo que es entendible que los escritores de la época relacionen a aquellas personas dispuestas a desafiar el statu quo con el ser inestables.

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Trasladándonos al tiempo presente, es bastante común que las personas se auto denominen “no creativas” debido a que no se consideran buenos dibujantes, poetas, etc., sin considerar que la dimensión de producción artística no es la única manera en la que la creatividad se puede manifestar. Para Kandel, si bien es verdad que para la mayoría de personas no es tan fácil acceder a una capacidad creadora innata, la idea de que la creatividad esté relacionada a las discapacidades mentales es una falacia romántica puesto que cada persona la expresa de distintas maneras, en diversos grados.

Hay dos aspectos que sí son ciertos, dice el experto. Por un lado, a la sociedad le llama más la atención pensar que la comunión con el inconsciente – propia del proceso de ejecución de la creatividad – es una actividad más sencilla de realizar si es que eres un individuo que padece algún trastorno mental. Lo más probable es que por ello este estereotipo ha sobrevivido por tantos años.

Por otro lado, si bien no sabemos con exactitud qué mecanismos biológicos emplea la creatividad en nuestro organismo, el despojarnos de las inhibiciones es uno de los precursores de esta. Al dejar de lado el qué dirán y las convenciones sociales es que nuestra mente puede permitirse buscar nuevas e inusuales maneras de conectar las ideas.

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Vemos entonces que no es cierto que hace falta estar demente para ser un bien pintor, un buen músico, etc. Lo único que nos hace falta es atrevernos a pensar de manera diferente a la usual, a desafiar la norma social aunque sea en nuestros pensamientos. Cabe mencionar, nuevamente, que no hace falta desempeñar una actividad como dibujo o redacción de cuentos fantásticos para ser creativo, sino que la creatividad le sirve a un emprendedor, un profesor, un abogado, etc., para presentar nuevas ideas o mejorar los procesos que manejan en sus respectivas labores diarias.

Fuentes consultadas:

https://www.infosalus.com/salud-investigacion/noticia-enfermedad-mental-arte-relacion-guardan-20190623075951.html

https://www.razon.com.mx/cultura/enfermedades-mentales-genialidad-detras-del-arte/

Edición: Kelly Mirella Pérez Valenzuela.