La ropa ha reflejado los cambios sociales y económicos a lo largo del tiempo. Por ejemplo, durante la Primera Guerra Mundial, cuando los hombres tenían que ir a la guerra y las mujeres tuvieron que trabajar para mantener la economía, la vestimenta de las mujeres cambió radicalmente al eliminar los corsés que, por años, fueron parte de su guardarropa. Algo curioso, es posible que la ropa pueda avisar cuándo va a haber una recesión, por ejemplo. En específico, la falda. ¿Qué? Pues sí, hay una teoría que dice que el largo de la falda podría pronosticar la situación económica. Extraño, ¿verdad? Pues no tanto y te contaré a continuación.

El famoso economista George Taylor, en 1926, encontró que hay una relación estrecha entre el largo de la falda y la economía.  Esta relación podría ser inversa, esto es, si la falda tiene un mayor largo, esto significa que la economía va por mal camino y, por tanto, se podría entrar en recesión. En cambio, si la falda perdía el largo, entonces la economía entraría en bonanza. A esta teoría se le denominó the Hemline Index o, en español, el índice del dobladillo.  

Hay que tener en cuenta que esta teoría fue creada en los años 20. Algo que puede explicar esta extraña correlación es el poder adquisitivo de las mujeres en esa época. En los años 20, el uso de medias era común; sin embargo, estas podrían ser costosas. Entonces, si las mujeres no tenían dinero para poder costearlas, usaban faldas largas para ocultar la falta de estas. Sabemos que, en épocas de escasez, las personas priorizan gastos necesarios como alimentos o medicina (asumiendo que son racionales, pero sabemos que no siempre es el caso); entonces el que las mujeres usen falda larga porque no pueden comprar medias explica la relación que la teoría plantea.

Fuente: El País

A lo largo de las décadas posteriores al planteamiento del índice, la teoría continuó siendo avalada. Por ejemplo, a inicios de los años 20 en Estados Unidos, país reconocido por su crecimiento económico, estaba de moda usar faldas cortas. Sin embargo, a pocos años de iniciar la Gran Depresión, ya se estaba viendo que las mujeres usaban faldas con un mayor largo en comparación con años anteriores. Y, durante la Gran Depresión, las faldas llegaron hasta los tobillos. En los años 50, la falda midi (debajo de la rodilla) se volvió popular durante el periodo de recuperación post segunda guerra mundial. Durante los años 60, los ánimos volvieron a florecer peace & love y la situación económica mejoró. Esto dio paso a la famosa minifalda. Sin embargo, la situación cambió en los 70, puesto que este fue un periodo de lucha contra la inflación y la crisis económica, lo que a su vez coincidió con el uso de faldas largas casi hasta el tobillo.

Si bien la historia parece demostrar la relación planteada, ¿esto podría aplicarse actualmente? Lo cierto es que la pandemia ha cambiado mucho las reglas del juego, pero de acuerdo con los resultados de Google Trends, las minifaldas podrían ser más buscadas que las maxifaldas. Esto no concuerda con la teoría, dado que estamos en tiempos de crisis económica y no estamos muy optimistas respecto del futuro debido a la creciente inflación vista durante los últimos meses. Así que ya lo sabes, si ves en las tiendas que las faldas están siendo largas, no te asustes. Además, no siempre es bueno guiarse de un solo índice.

Fuente: Google Trends

Es interesante que cosas como el largo de la falda puedan ser indicadores económicos y, seguramente, al introducirse the Hemline Index en su momento, ello pudo parecer absurdo. Sin embargo, hemos visto que, a lo largo de los años, hay evidencia que demuestra la relación inversa que plantea la teoría. Las faldas cortas en los maravillosos años veinte o las largas faldas durante la Gran Depresión lo confirman. Sin embargo, como hemos visto, eventos como la pandemia que vivimos que atravesamos actualmente contradicen la teoría. Tal vez este no sea el mejor indicador para armar tu portafolio de inversión, pero es interesante saber que existen índices que usan indicadores no tan usuales como el largo de la falda.

Edición: Paolo Pró