El “Vacunagate” es el escándalo político del momento. Al menos 487 personas fueron vacunadas de manera irregular, incluyendo funcionarios públicos relacionados con el gobierno de Martin Vizcarra y Francisco Sagasti. Asimismo, los familiares y amigos de tanto funcionarios como investigadores a cargo del estudio también tuvieron el privilegio de acceder a la vacuna de Sinopharm; la cual, en ese momento, aún no había pasado la fase tres ni había sido aprobada por el Estado. Si bien no es el primer escándalo de corrupción que enfrenta nuestro país, el cinismo de las autoridades y la crisis sanitaria que enfrentamos encienden aún más la indignación colectiva.

Este evento afecta la confianza que tenemos en nuestras instituciones, lo cual, según la CAF, es un problema grave que enfrentan los países de América Latina. Para 2018, tres de cada cuatro ciudadanos tenía poca o nula confianza en sus gobiernos y el 80% creía que la corrupción era un problema institucional. Ahora, ¿cuál es el rol de la confianza en la sociedad?

Pistantrofobia: miedo de confiar en las personas debido a experiencias pasadas fallidas

La confianza es la base de nuestras relaciones personales. Si nos sacan la vuelta, no solo perdemos la confianza en el susodicho, sino que probablemente nos cueste más confiar en la próxima pareja que tengamos. Si no corregimos esto y nos volvemos tóxicos desconfiados, sabemos que, tarde o temprano, eso va a terminar amigadatecuenta. En cuanto a las sociedades, pasa algo similar, solo que aquí a la relación le llamamos capital social.

El capital social es un término paraguas que ha sido estudiado desde el siglo XIX para comprender las relaciones sociales, pero no es hasta la década de los 80 que se popularizó gracias a sociólogos como Pierre Bourdieu y economistas como Glenn C. Loury. Si bien los enfoques de cada disciplina fueron diferentes, la noción que comparten es que el capital social afecta la productividad de las personas. En el caso de la infidelidad, este componente sería las características de la relación: el nivel de confianza, las normas implícitas y los valores compartidos. Hay cuatro ejes principales del capital social:

  1. Las relaciones personales
  2. El apoyo de las conexiones sociales
  3. El compromiso cívico
  4. La confianza y las normas de cooperación.
Capital social: Igualdad, confianza y justicia

El filósofo y sociólogo del siglo XX Georg Simmel utiliza estos componentes que encontramos en la definición actual de capital social para describir las fuerzas que unen a una sociedad, especialmente la confianza. Para Simmel, la confianza es la base para llegar a un estado de beneficio mutuo. Esto se logra mediante la acción recíproca, concepto fundamental que configura a una sociedad en armonía y cooperación. Son estas características las que nos permiten tener un proyecto en común como sociedad. ¿Cómo se aplica esto al Vacunagate?

Este evento ha roto la confianza, ya que no nos encontramos en un estado de beneficio mutuo. Si partimos del conflicto de interés y los indicios de corrupción en las negociaciones con Sinopharm, estamos frente a un grupo de autoridades que comprometieron el bienestar colectivo (asegurar la compra de una vacuna) a cambio de un bien (obtener la cantidad extra de dosis). Además, si no consideramos estos indicios, igual tendríamos la falta de transparencia y la argolla entre los que recibieron las dosis que nuevamente nos regresan a la situación en la que nuestras autoridades no velan por el bienestar del país, sino que se ven influenciados por beneficios propios.

Hechos así tenemos de sobra en nuestra historia helloindultonavideño y, como vimos líneas arriba, es un problema que enfrentan muchas sociedades alrededor del mundo. Esta situación de desconfianza permanente impide que construyamos acciones recíprocas. En las acciones cotidianas, nos metemos en la cola, no damos pase al carro del costado, acaparamos el papel higiénico, etc. Reconocer esta situación es parte de sanar y construir la sociedad cooperativa y con intereses comunes que queremos. Quizás por ahora no es posible confiar en nuestros representantes, pero podemos empezar por confiar en el del costado.  

Edición: Paolo Pró