El pasado mes de junio se celebró el orgullo de la comunidad LGBTIQ. Muchas empresas ya retiraron sus logos en multicolor, ya pasó el día del orgullo, y la fiesta se acabó. ¿En serio? El arte nos dice que no. Aquí y allá, el orgullo no se acaba. Se celebra todos los días, todas las semanas con cada incorporación dentro de las narrativas de diversos productos artísticos. Ya lo adelantaba el filósofo argentino Darío Sztajnszrajber al traer a colación textos de Platón y Heidegger en el segundo tomo de su libro “Filosofía a Martillazos”. En él explica que la vida propia es una narrativa, que buscamos de manera constante dotarla de sentido, la famosa cuestión del ser y tener que hacer algo con ello. Aquí tenemos, entonces, narrativas que pueden ayudarnos a comprender uno de los temas capitales de nuestra vida en sociedad: el amor. Pero el amor desde la otredad, desde lo ajeno, lo inacabado, lo que rompe con nosotros y no nos cierra. Tal vez –reflexión personal– no tenga porqué cerrar.

Las series se han vuelto parte de la cotidianidad de muchos de nosotros durante la pandemia. Uno de los productos audiovisuales que marcó un precedente para la inclusión con un alcance global ha sido “Love, Simon”, una película que abre perspectivas más alentadoras sobre el hecho de “ser gay” en la actualidad. No siendo esta la única propuesta, dejo 3 series que recomiendo ver.

Él es Víctor Salazar

A raíz del gran éxito de la película, se realizó el Spin-Off de aquella película, la serie “Love, Victor”. El pasado mes de julio estrenó su segunda temporada en la plataforma de Hulu, también disponible en Disney+. La serie nos cuenta la historia de Víctor Salazar, quien se muda a Atlanta y ve en su nueva escuela la oportunidad de comenzar de nuevo y ser –finalmente– él mismo. Lamentablemente las cosas no son tan sencillas y tiene que enfrentarse a los prejuicios de los chicos de la escuela, a su familia de origen latinoamericano, a la religión, e incluso con lo que él entiende por amor. Hace poco estrenó su segunda temporada, así que tienen a una gran historia por delante.

Su majestad

Netflix nos trae una propuesta desde la distante Suecia, donde vamos a tocar los problemas que atraviesa la Casa Real de ese país con el príncipe Wilhelm, quien no es heredero de la corona por ser el hermano menor. Una pelea callejera del joven príncipe comienza a turbar su reputación y la de su familia. La reina lo obliga a abandonar su escuela para asistir a un internado al cual asisten la nobleza y las personas más adineradas del país. Wilhelm no tenía las mejores expectativas, pero el amor aparece de la forma menos esperada. Él tendrá que luchar contra todo y contra todos por lo que siente. ¿Lo logrará? Anímense a verla.

Cortesía de la casa

El Perú no ha sido ajeno a las propuestas audiovisuales que muestran la diversidad. Tenemos películas tan emotivas como “Contracorriente” y “Retablo”. Desde diversos ángulos, nos muestran cómo la sexualidad es recibida en el Perú, los vaivenes que la comunidad sufre no solo por la cuestión legal, sino por su impacto social. A pesar de estar en una sociedad dominada por lo que el profesor Rottenbacher de Rojas denomina la SDO (Orientación a la Dominancia Social) y el RWA (Autoritarismo de Ala Derecha), estas iniciativas intentan deconstruir estos preconceptos sociales desde una narrativa otra.

Aunque no se ha visto una producción nacional –bajo el formato de serie– que trate esta temática como las iniciativas anteriormente mencionadas, existen loables esfuerzos independientes por sacar adelante proyectos que no solo incorporen a personajes de la comunidad LGBTIQ, sino que los tengan como protagonistas. Es así que el internet se volvió un espacio de democratización de la generación de contenidos. En medio de un auge de prosumidores, estas producciones nacionales encontraron un espacio por medio del cual pudieron ganarse a un público.

Dentro de estas iniciativas tenemos al Colectivo 360, cuyo mayor éxito ha sido la serie web “¿Por qué no seguiste?” (PQNS por sus siglas), cuyas dos temporadas han sido un éxito notable dentro de la producción local. Drama, tensión y triángulos amorosos: todo un viaje narrativo que siempre nos deja en el clímax con ganas de más. También tenemos una iniciativa del Colectivo Negra, apoyada por Canadá, Promsex e Impulse Lima. La Serie “Love” fue creada por Germán Díaz y Jesús Oro. Es una serie que rompe constantemente la cuarta pared, conversa con el público –quizás en un tono más educativo– y nos narra el día a día de una pareja de novios que acaba de iniciar una vida como una nueva familia.

No puedo cerrar este artículo sin mencionar los loables esfuerzos de Chamare Producciones con la serie “Cómo Quisiera”, y el del equipo de Daniel Jara Lagos en la realización de “Imperfectos”. Cada una de ellas tiene diferentes aproximaciones, pero dos cosas que nos unen: el amor y la igualdad.

Colofón

No estamos solos, aunque nos sintamos así. Y más allá de las dificultades que se nos presentan en un país reticente a aceptar la diversidad sexual, nos tenemos a nosotros mismos. Para el público, esta redacción queda abierta como el inicio de una conversación. Un mensaje en una botella lanzada al mar. Es momento de deconstruir lo que nos es propio y abrirnos en la hospitalidad que Jacques Derrida describe como parte de una aproximación “desértica” de la democracia. Todos somos nómadas, no hay nada fijo, todo es cambiante, todos estamos en este breve viaje llamado vida. Desde la virtualidad dejemos entrar al otro siendo tan otro como es, ajeno a nuestras palabras, fuera del texto; o, fuera de nuestro entendimiento.

¿Es una nueva forma de hacer comunidad?

La virtualidad nos ha configurado un horizonte más “desértico” en esos términos. Sentémonos frente a frente. Tal vez esta sea una de las nuevas formas en las que se modela el futuro.

Que este mensaje llegue a más personas, porque el orgullo no se celebra solo el 28 de junio. El orgullo se celebra todos los días. Si aún no lo has hecho, les cuento que yo tampoco. Que este sea el inicio de un gran cambio en nuestro interior.

Con amor, Christian.

Edición: Kelly Pérez Valenzuela.