Un grupo de biólogos peruanos de la Universidad Cayetano Heredia estudia miles de compuestos vegetales buscando alguna milagrosa molécula que pueda hacerle el pare al virus más odiado del siglo. Hasta ahora han identificado 15 postores entre los 4487 que analizaron sin haber tocado ni una muestra del virus, ninguna pipeta y ningún tubo de ensayo. Entre estas 15 moléculas podría encontrarse la futura base de un tratamiento contra la COVID-19, y con algo de suerte, una sensacional cura perucha 100% chicha (1) . ¿Cómo lo hicieron?

Disclaimer: El estudio del que hablamos aún se encuentra en revisión por pares, tiene resultados pendientes y no ha sido publicada la versión definitiva. No obstante, la información que consigna es promisoria y su difusión responsable puede ahorrarnos las eventuales falsas esperanzas que promoverá nuestra reputadísima prensa nacional cuando se entere de la noticia.

El estudio siguió un método llamado High-throughput Virtual Screening o tamizado virtual de alto rendimiento. A pesar de que es un método complejo con una diversidad enorme de posibilidades, su principio de funcionamiento es sencillo. Puede ser comparado al tanteo que realizaría una persona para encontrar la tuerca precisa para un perno viejo: basta con coger las tuercas que más se aproximan al tamaño, intentar enroscarlas y verificar si calzan. Algunas son muy ajustadas, otras muy sueltas, pero alguna complementará el hilo del perno mejor que las otras. Para disminuir los tiempos y costos del tanteo con más de 4 mil “tuercas” diferentes, el perno y las tuercas son simuladas computacionalmente y analizadas por software especializado en encontrar la mejor pareja.

La analogía del perno y la tuerca no es perfecta, pero permite visualizar el problema y sus componentes básicos. El perno que hemos imaginado representa a la proteasa principal de SARS-CoV-2, una enzima indispensable para la formación del virus en nuestras células. Bloquear esta proteína permitiría detener el ensamblaje del virus, y por lo tanto impediría la invasión de nuevas células. La “tuerca” adecuada es una molécula inhibidora que gracias a su afinidad por sitios específicos de la proteasa viral inhibirá su funcionamiento.

Diagrama geométrico de Khan Academy sobre la inhibición de enzimas. Para acercarnos al caso de este estudio, el círculo celeste representa a la enzima Proteasa principal del SARS-CoV-2 (el perno en el ejemplo anterior) y las formas morada y amarilla los inhibidores (las tuercas).

Las más de 4 mil moléculas analizadas por los autores para inhibir el funcionamiento de la proteasa principal de SARS-CoV-2 pertenecen a la clase química de los flavonoides, un gran conjunto de moléculas producidas naturalmente por diversas especies vegetales y fúngicas. Estas moléculas tienen un enorme potencial de utilidad biológica, tanto para las plantas que las producen como para los humanos que las consumen. Los flavonoides forman el grupo más amplio de metabolitos secundarios (2) vegetales. Desentrañar la infinidad de roles que cumplen en la naturaleza permite darles uso para enfrentar problemas médicos. Su utilidad en tratamientos antivirales ya ha sido demostrada con varias enfermedades, así que su análisis metódico y exhaustivo como posibles inhibidores del bicho coronado forma parte del proceso necesario en la búsqueda de los tratamientos que nos rescatarán de esta pandemia.

Entre los 4487 flavonoides estudiados, los autores seleccionaron los 15 mejores según su afinidad a la proteína viral. Entre estas, por ejemplo, se encuentra Dorsilurin E, una molécula identificada en 1999 a partir de la raíz de Dorstenia silurus, una planta del África tropical que ha sido objeto de una docena de estudios. ¿Podría esta planta guardar el secreto para combatir al SARS-CoV-2? (Si así fuera, ¿seguiría siendo “peruana” una cura descubierta en Perú a partir de una planta endémica de África?). Algunas de las moléculas encontradas, además, están sujetas a patentes, lo que limita la cantidad de información que hay al respecto y presumiblemente podría dificultar su comercialización en caso se demostrara su utilidad.

Tal como lo indican los autores del artículo, para tener una respuesta confiable y confirmar la utilidad de estas moléculas en la lucha contra la COVID-19 hacen falta más experimentos, los cuales el grupo de investigación ya ha emprendido. Esta es solo la primera parte de un proceso largo, pero una buena oportunidad para darle mayor atención a los proyectos de investigación que se llevan a cabo día a día en nuestro país a pesar de la falta de apoyo de las autoridades.


Notas al pie:

(1)  De descubrimiento 100% peruano, pero a partir de una planta u hongo de cualquier rincón del mundo.

(2)  Los metabolitos secundarios son productos vegetales que participan de una gran diversidad de procesos biológicos asociados con su competencia y defensa contra otras plantas o animales.