Dicen que antes de 1992 los personajes de las películas que participaban en el Festival de Sundance solían fallecer de manera tranquila y pasiva. Sin embargo, cuando Quentin Tarantino estreno su primera película Perros de reserva en dicho festival, las cosas cambiaron para siempre. En su película todos los personajes mueren por recibir balas en el cuerpo, e inclusive hay una escena de tortura donde a uno de los personajes le cortan la oreja con un cuchillo. Fue tanto el escándalo que varios asistentes tuvieron que dejar la sala del festival. Desde ese entonces, Tarantino empezó a hacerse un nombre dentro de la industria como el director que hacía películas con escenas de mucha violencia y homenajes a otra películas o géneros cinematográficos. Por ejemplo, Perros de reserva es un homenaje a las películas de atracos. El mes pasado, se estrenó su novena (y probablemente penúltima) película Érase una vez en… Hollywood, protagonizada por Leonardo DiCaprio, Brad Pitt y Margot Robbie. En el presente artículo, analizaré la película y por qué considero que es la película más sincera de Tarantino hasta la fecha. Cabe resaltar que este análisis contiene spoilers sobre la película.

 

Capítulo 1: Una película de Quentin Tarantino para Quentin Tarantino

 

La mayoría de las películas de Tarantino es de conflicto externo, es decir, los protagonistas tienen que encontrar o hacer algo que escapa de su persona. Por ejemplo, en Kill Bill Vol. I y II, Beatrix Kiddo tiene que asesinar a los cinco miembros del Escuadrón de la Muerte. Otro ejemplo sencillo es el de Pulp Fiction, donde el objetivo es que Vincent y Jules recuperen el maletín de Marsellus Wallace. Este no es el caso de Érase una vez en … Hollywood, pues aquí la película es de conflicto interno. La trama principal es la historia de Rick Dalton (Leonardo Dicaprio), un actor de Hollywood que esta en el declive de su carrera y no sabe cómo afrontarlo. A la par, se suma su doble de acción, y mejor amigo, Cliff Booth (Brad Pitt) quien lo acompaña en todas las etapas de su búsqueda personal.

 

Es la primera vez que Tarantino hace una película basada en el desarrollo de personajes. Aquí no hay que cumplir ninguna misión en específico: solamente vemos a Rick Dalton buscar su identidad como actor. Es por esto que la primera parte de la película es lenta, pues Tarantino quiere que conozcas a fondo a los personajes y a su entorno. Hay varias escenas largas de Rick y Cliff manejando por las calles de Los Ángeles de 1969 para que podamos sentir cómo era vivir en esa época. Una época que Tarantino adora y anhela pues él mismo dijo en una entrevista que las escenas de Cliff manejando por Los Ángeles son un recuerdo de su infancia cuando su padrasto lo llevaba a pasear por la ciudad. Es como si Tarantino hubiese hecho esta película para dedicársela a su niño interior, pues esta repleta de lugares y personajes de los años 60 que Tarantino deseaba conocer de niño, como la mansión Playboy o el actor Steve McQueen.

 

Varias escenas de la película no son necesarias para el desarrollo de la trama principal, pero nos permiten conocer más a los personajes y su entorno. Esto es algo muy inusual para Tarantino, pero que logra de manera espléndida.

 

 

Capítulo 2:  Sharon Tate y el futuro del cine

 

Ahora bien, si has visto los pósteres y tráileres de la película, sabrás que hace falta hablar de un personaje en particular: la bellísima Sharon Tate, interpretada magníficamente por Margot Robbie. La historia de Sharon Tate ocurre de manera paralela a la trama de Rick Dalton, pues estos personajes no cruzan camino hasta el final de la película a pesar de vivir uno al costado del otro.

 

Para entender la importancia de Sharon en la película, hay que tener un poco de contexto y recordar a “La Familia”. “La Familia” fue un grupo de asesinos jóvenes liderados por el psicópata americano Charles Manson, cuyo mayor crimen fue el asesinato de Sharon Tate y su bebe en gestación en 1969. Este acto de maldad no solo fue una triste noticia para el mundo del espectáculo, sino que muchos lo consideran como el evento que cierra la generación de los 60 y el movimiento hippie. Después de la muerte de Tate, Estados Unidos no volvió a ser el mismo, ya que el amor desenfrenado y la paz irracional de los 60 habían llegado a su fin. En ese entonces, el peligro estaba en Vietnam o cualquier lugar fuera de Estados Unidos, pero ahora corrían el riesgo de que el enemigo también viviera en su país.

 

En la película, las escenas de Sharon Tate cumplen la función de irradiar felicidad y belleza. Tarantino quiere que la audiencia se enamore de Sharon para que sientan temor, pena y tensión cuando llegue la escena final de su asesinato. Sin embargo, cuando llega la tan ansiada noche, los miembros de la familia se confunden de casa,entran al domicilio de Rick Dalton y se enfrentan a Cliff Booth. Cabe recalcar que este último, aparte de ser doble de acción, es un exmilitar. Los miembros de la familia se llevan una gran sorpresa y reciben una paliza brutal que ridiculiza cualquier idea de maldad que alguna vez representaron.

 

El hecho de que Taratino haya decidido no matar a Sharon Tate tiene una lectura muy interesante, dado que Tate no solo es el símbolo del amor y la paz del movimiento hippie, sino también del cine de los 60. Este se caracterizó por ser, en su mayoría, de autor, pero que vería su fin en los 70 ante el renacimiento de un cine más comercial (Ej. Star Wars y Tiburón) que se mantiene hasta hoy en día.

 

Tarantino, quien es un gran fanático del cine de autor, quiere soñar en su película que este tipo de cine tuvo vida después de 1969 y lo muestra salvando a Sharon Tate de su terrible y fatídico final. El director convierte a la Sharon Tate en la imagen del futuro del cine, un futuro que nunca llegó, pero al cual algunos cinéfilos como Tarantino aún se aferran con fe.

 

 

Capítulo 3: La conclusión a un sueño

 

Érase una vez en… Hollywood no es para todos: hay muchas personas a las que les parece muy lenta, y tienen razón hasta cierto punto. No obstante, creo que la crítica más injusta que ha recibido es que no parece una película de Tarantino. Es verdad que no se parece en mucho a sus anteriores obras, pero creo que este es su mayor valor agregado porque no se basa en homenajear algún estilo de cine especifico (como lo hace en sus demás películas), sino que quiere encontrar su propio estilo. Al igual que Rick Dalton, Tarantino quiere dejar de ofrecer lo mismo y quiere darnos algo completamente nuevo y, sobre todo, algo suyo. Quiere hablarnos de su visión de la ciudad de Los Ángeles, de sus ídolos, de sus preocupaciones personales, y lo hace todo a través de los sueños. Esta película representa el mundo de los sueños de Tarantino, un mundo basado en sus anhelos de la infancia, donde existe su versión caricaturizada de Bruce Lee, donde Los Ángeles aun brilla por las luces de sus cines y, lo más importante, un mundo donde no asesinaron a Sharon Tate. Tarantino les escribe una carta de amor al cine y a sí mismo; a ese niño que se enamoró del cine viendo películas junto a su madre, a ese niño que hoy tiene dos óscares y una Palma de Oro, a ese niño que nunca dejó de soñar.

 

 

 

Edición: Paolo Pró