El 15 de enero nos remeció la noticia de una de las más grandes catástrofes ambientales de nuestra historia. La petrolera Repsol, debido a una serie de fallas en sus protocolos, permitió el derrame y expansión de 11.9 mil barriles de petróleo en el mar de Ventanilla, destruyendo así su vasto ecosistema y el sustento de más de 1000 familias.

El derrame ocurrió durante la descarga de crudo de petróleo del buque “Mare Doricum” en la refinería “La Pampilla”. Según Pisani, capitán del buque petrolero, Repsol cometió faltas en los protocolos. Por ejemplo,  colocó una barrera de contención mucho más pequeña que el mismo buque; no alertó a la tripulación de lo que sucedía y no verificó el estado de la manguera que causó el derrame.

Imágenes satelitales de las manchas de petóleo

El desastre se inició en las playas de Ventanilla, extendiéndose luego hacia las playas de Ancón, Santa Rosa, Chancay y Barranca. Además, ha contaminado dos áreas protegidas: la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras, y la Zona Reservada de Ancón. 

DATO IMPORTANTE: El agua en combinación con el petróleo generan una emulsión, lo que aumenta el volumen del derrame original en aproximadamente 50%, esto quiere decir que ya no lidiamos únicamente con la cantidad inicial de crudo que fue vertido al mar, sino con un problema de dimensiones mayores

Consigo se ha llevado la vida de aves y mamíferos. En cuanto a los peces, el derrame no solo produce intoxicación y muerte en aquellos que se encuentren más cerca de la superficie. El petróleo tiene el efecto adicional de evitar el paso de luz solar a través del agua, esto se traduce en escasez de alimentos, pues el fitoplancton requiere de esta para su ciclo vital. A este efecto se le llama “bottom-up”, donde al perjudicar la base de la cadena alimenticia, destruyes todo el ecosistema.

Ante ello, las especies de altamar, como el bonito, el perico y la pota, que son de nado rápido, han logrado huir del desastre refugiándose mar adentro. Los peces pequeños (de peña o de costa), crustáceos y moluscos sedentarios, no han corrido con la misma suerte. 

El registro de la asociación de pescadores, indica que en la zona trabajaban al menos 1000 pescadores, además de chalaneros, estibadores, hieleros y comerciantes tanto minoristas como mayoristas. Estos trabajadores contaban con un alto ingreso en esta temporada de verano (200 a 600 soles diarios), con lo cual mantenían a toda su familia, pagaban colegios y universidades y ahorraban para la temporada baja. 

Por si fuera poco, el daño es también físico, basta con darse una vuelta por el muelle de Ancón para sentir el penetrante olor a petróleo, esto está intoxicando lentamente a los habitantes de la zona, quienes tarde o temprano sufrirán enfermedades como: problemas respiratorios, problemas de reproducción, cáncer, enfermedades al hígado o corazón. ¡Es un gran atentado contra la salud! Sin embargo, la empresa REPSOL, haciendo caso omiso de este grave daño. Ha ofrecido trabajo, como personal de limpieza, a los pescadores, sin protección adecuada y  por un sueldo mínimo, jugando con la salud de estas personas.

TÉCNICAS DE LIMPIEZA

Lo primero es evitar que la mancha se disperse, ya que esto provocaría que el hidrocarburo se emulsifique y la mancha crezca, para ello se implementan barreras que limitan el avance de la mancha y hacen que la capa de hidrocarburos sea más gruesa. Luego es más fácil bombear y separar el agua del crudo de petróleo. Si la mancha está muy dispersa, existen algunos absorbentes que pueden removerla, también es posible la utilización de detergentes que encapsulan el petróleo en perlas y estas pueden ser fácilmente separadas del agua.

Una vez en costa, en contacto con la orilla, existen distintos tipos de limpieza, y el mejor será el que se adecúe más a las características físicas del ecosistema. Así pues, la forma manual de limpieza que vimos en nuestros televisores al inicio de este desastre, es una técnica efectiva pero extremadamente lenta, otras medidas requieren de distintos materiales como: absorbentes, agua tibia a presión, bombas, maquinaria etc. 

La rapidez en estos casos es elemental ya que otro de los grandes problemas es que el movimiento de las corrientes, los vientos y las olas hagan que el petróleo llegue hasta el suelo marino y una vez ahí, limpiarlo será casi imposible y dependerá únicamente de la biorremediación, proceso que puede durar varias décadas

Desplazamiento del petróleo desde la superficie hacia el suelo marino.

¿Qué podemos hacer ante este desastre?

Podemos exigir transparencia en los procesos, a la fecha los pescadores no han visto ni un sol ni recibido la ayuda adecuada para este caso. Debemos mantenernos informados y compartir información relevante del tema, para que este acto no quede impune. Podemos ayudar siendo voluntarios en las diferentes organizaciones que están poniendo el hombro en la zona o enviando dinero a través de recuperomimar.com (página Web promovida por la SPDA, quien se está encargando de ayudar a los pescadores en los procesos legales).

Finalmente, este es el momento de generar un precedente, en donde no dejemos que nos pasen por encima las grandes petroleras, que hoy han destruido nuestro mar, pero que han venido incurriendo en atentados similares en la selva desde hace muchos años. Debemos alzar la voz por la pérdida de nuestros recursos naturales, que eran el sustento de muchas familias, pero también el patrimonio y alimento de todos los peruanos.