Han pasado 200 años desde nuestra independencia y nuestro país sigue exportando materia prima pese a tener una cultura milenaria que a pesar de los siglos aún vive y retoza. Una cultura que podría dinamizar la economía a través de la creación inspirada en nuestras danzas, vestimentas, lenguas, paisajes, climas, instrumentos, comida, animales y un sinfín de ejemplos que engloban nuestra riqueza. ¿Por qué no convertirnos, entonces, en un país productor de industrias creativas aprovechando nuestra cultura ancestral?

La UNESCO define a las industrias creativas como aquellos sectores de actividad organizada que tienen como objeto principal la producción o la reproducción, la promoción, la difusión y/o la comercialización de bienes, servicios y actividades de contenido cultural, artístico, natural o patrimonial. La materia prima principal de esta industria es la creatividad humana, lo cual la convierte en un recurso inagotable y no se devalúa. A diferencia de la industria automotriz o la minería. Además, genera valor, riqueza, empleo e impacto económico y social.

Existen peruanos que con sus propios medios se han adelantado y de forma independiente han conseguido crear, brillar y poner los ojos del mundo en nuestro país, exportando su talento.

En América Latina y el Caribe existen artistas que han combinado características culturales propias de su país con su arte y han logrado crear productos atractivos y de calidad que se exportan al mundo como algo único y de valor. El Perú aún está en proceso de aprendizaje de creación y, sobre todo, inversión, en esta industria, lo cual merece ser celebrado en este bicentenario y tomado como ejemplo para seguir creciendo. Sin embargo, existen peruanos que con sus propios medios se han adelantado y de forma independiente han conseguido crear, brillar y poner los ojos del mundo en nuestro país.

Una de ellas es Renata Flores, quien ha combinado 3 puntos: su talento en la música (la composición y el canto), nuestra cultura andina (lengua, atuendo, instrumentos, sonidos, paisajes e historia) y los ritmos contemporáneos que se escuchan a nivel mundial (rap, trap y hip hop). Además, Renata utiliza la música como herramienta de educación, concientización y preservación. El producto musical creado por Renata la ha llevado a ser denominada como “Peru’s Queen of Quechua Rap” por The New York Times.

Esta mención en la revista americana demuestra cómo sí es posible transformar y exportar productos artísticos que tienen como base nuestra cultura característica, que es parte de nuestro presente. Cabe resaltar que el artículo hace mención importante también a los artistas Kayfex y Kani, quienes han fusionado la cultura criolla y andina con lo urbano, la electrónica y el hip hop.

Otra de las artistas que lo ha logrado es la gran dama del Perú negro, como la denomina el diario El País, Susana Baca; quien ha combinado nuestra cultura afro (historia, legado, ritmos, instrumentos y atuendos) con el bolero, son y cumbia para crear un producto único, aclamado y exportable al mercado internacional. Además, a través de su investigación en la cultura afro y su talento musical busca concientizar y educar sobre ella.

Por otro lado, el artista “Pésimo”, Edwin Higuchi, ha logrado transformar la cultura del grafitti, combinando nuestros paisajes de la costa, sierra y selva; así como las vestimentas, colores, expresiones, relación milenaria con la tierra y nuestra cultura ancestral con el arte pop y urbano. Lo cual lo ha llevado a pintar en más de 40 ciudades del planeta desde Tokio hasta Viena y además en el 2018 el MAC de Bogotá exhibió su trabajo por sus 20 años de trabajo. Los trabajos de Pésimo son también únicos y exportables que a su vez buscan preservar, concientizar y hacer conocer nuestro país y nuestra cultura a través de la pintura y el dibujo.

Un colectivo que está creciendo cada vez más en el ámbito de la pintura es el “Colectivo Shipibas Muralistas”, mujeres que a través de su arte combinado con la cultura amazónica (colores, tradiciones, figuras, expresiones, animales e historia) crean productos únicos, pintan e intervienen paredes que a su vez nos enseñan y educan sobre su cultura. Con mucho más apoyo, el trabajo realizado por este colectivo podría llegar a niveles internacionales

(video: https://www.instagram.com/colectivoshipibasmuralistas/).

Asimismo, en cuanto a la danza, una de las exponentes transgresoras y transformadoras es Vania Masías, quien ha logrado combinar la danza clásica contemporánea con nuestra cultura urbana y criolla, nuestra cultura andina y nuestra cultura amazónica (danza, tradiciones, colores y ritmos). Vania formó la asociación Ángeles de Arena quienes llegaron a participar en concursos internacionales por el tipo de danza que realizaban. Además, creó la escuela de baile D1 que tiene como objetivo transformar a través del arte de la danza. Vania forma, potencia y exporta talento

Uno de los más grandes espectáculos que tuvo el Perú combinando todas las artes fue en a la inauguración de los Panamericanos Lima 2019, en donde se logró mostrar cómo nuestra cultura puede servir de inspiración para crear música, danza, pintura, moda, entre otros; lo cual confirma lo valiosa e inagotable que esta puede llegar a ser.

Visibilizar estos ejemplos tiene la finalidad de que el mensaje pueda llegar a más personas y seamos conscientes de que el Perú tiene la oportunidad de generar una industria creativa que permita no solo generar arte, sino que pueda ayudar a producir y exportar bienes culturales que puedan generar riqueza económica y social.

Que nuestro bicentenario no solo sea para recordar la riqueza cultural que tenemos, sino que sea el inicio de producciones exitosas en el sector artístico, creador y emprendedor. Y que el arte sea el camino para seguir diversificando nuestra economía.