¿Sociedades BIC? Sip, y no me refiero a las que producen y comercializan los lapiceros Bic, sino a un nuevo tipo de empresa que propone un objetivo diferente. #Disclaimer! Una sociedad y una empresa son lo mismo, en el mundo cinematográfico de Marvel cotidiano y de este artículo.

Lo que caracteriza a una sociedad de beneficio e interés colectivo (BIC) es que estas se obligan voluntariamente a generar un impacto positivo, en términos sociales y ambientales. Si bien no suena como un modelo de negocio nuevo, lo importante es que ha sido reconocido formalmente, estableciéndose reglas de juego especiales para este tipo de empresa.

Pero, ¿cuál es la diferencia con una ONG? En realidad, ambas tienen la misma visión. La diferencia que una ONG es una asociación civil y no puede ganar plata para sus miembros no tiene fin lucrativo, mientras que una sociedad sí. Esto quiere decir que las sociedades BIC sí buscan generar ganancias y repartirlas entre sus accionistas, pero “el fin ya no justifica los medios” #FilosofandoAndo.

En ese sentido, las sociedades BIC son un híbrido entre una empresa “tradicional” y una ONG.

Fuente: Sistema B.

También es importante distinguirlas de la Certificación B. Mientras esta es la que evalúa el impacto social y ambiental de la empresa, para que se comprometa a ser mejor que ayer, la calidad “BIC” es tres letras al final del nombre una categoría jurídica que se añade al tipo societario elegido por la empresa. Como ese topping adicional por S/ 2.00 que le pones a tu Pink Berry para aumentar la chanchada que sea más contundente.

Y esto me lleva un paso anterior: ¿cómo hace una sociedad para ser parte de la familia BIC? Primero, debes elegir un primer apellido paterno: SAC, SA, o cualquiera de los tipos societarios que recoge la Ley General de Sociedades. “BIC” vendría a ser el apellido materno opcional de todas las empresas que buscan ese impacto positivo, si estuviéramos en una sociedad que admite la poligamia, teniendo en cuenta que, como se mencionó, es 100% real no feik voluntario.

Fuente: elaboración propia.

Al final, tendríamos Tomatitos SAC BIC.

Entonces, Certificación B y sociedad BIC son lo mismo, pero diferente: la primera te evalúa y te otorga su sello si cumples con los estándares y pagas tu membresía; la segunda, es una entidad reconocida legalmente, que te permite cambiar la estructura societaria, para poner el objetivo socioambiental por encima de la maximización de utilidades.

Y esto es trascendental porque el mayor límite de los tipos societarios peruanos “tradicionales” es que estos deben ganar, ganar y ganar maximizar beneficios. ¿Cómo? Lanzándoles la pelota de la responsabilidad a los Gerentes y/o Directores que no hacen la mayor cantidad de plata posible se ponen las pilas. Con esta nueva ley, los administradores de la sociedad no serán responsables si dejan de ganar plata, cuando esto se justifique por acercarse un poquito más al beneficio que persiguen.

Precisamente, la importancia radica en que si tus administradores sacan los pies del plato se apartan del objetivo, la mamá BIC deja de reconocerte como hijo y te quita el apellido. Y no es solo una consecuencia legal, sino fuertemente reputacional. Imagínate que a tus 20 años, cuando ya todos tus amigos te conocen como Pepito Pérez Bic, tengas que estar diciendo que ahora solo eres Pepito Pérez, porque tu mamá ya no es tu mamá; Luke, yo no soy tu madre. #Brutal

En resumen, ser BIC es estar en otro level, es conciliar la actividad económica de la empresa con el interés social y medioambiental. Dejamos de ser un niño que solo piensa en sí mismo, para pasar a ser un adulto que piensa en las consecuencias de sus actos. Porque ser empresa, no tiene por qué ser frío y calculador.

Y así llegamos al famoso Objetivo de Desarrollo Sostenible No. 12: producción y consumo responsables. Ya no es momento de poner a la tierra en segundo lugar, sino de aprender a convivir con ella, sin exigirle más de lo que puede darnos, para garantizar la vida de tus hijos dignidad a las generaciones futuras.

A modo de fun fact aunque no tan fun, para el 2018, la humanidad estaba consumiendo una cantidad de recursos naturales equivalente a 1,6 planetas Tierra. ¿Coincidencia? No lo creo. Estamos derrochando el lugar en el que vivimos, sin darnos cuenta de que nada es eterno en esta vida, y si no nos ponemos las pilas ya, será demasiado tarde, porque ahora soy yo la que quiere estar sin ti no hay más planetas Tierra.

Ahora, si bien 2 años y 3 presidentes luego, tenemos la ley BIC (Ley No. 31072), nos falta ver qué dice, y cuántos años más tarde nuestro impredecible congreso al momento de reglamentar este tipo de sociedades.

La generación del bicentenario está on fire, no dejemos que la Tierra también lo esté. Puede que Marte nos salve esta vez, pero ¿y luego? Generemos empresa responsable, consumamos sociedades con propósito.

Editado por: Raisa Escudero.