La viralización del medidor de piel o lo que significa ser “marrón” en el Perú hoy en día

Para el momento en el que el presente artículo haya sido publicado, posiblemente este tipo de meme ya se haya hecho viral entre los usuarios peruanos. Si no es así, estaría bastante sorprendida. Y es que la sociedad de nuestro país parece ser el contexto idóneo para dar rienda suelta y de manera tan libre a las bromas y burlas que buscan la risa por medio de la discriminación, sobre todo la racial. La viralización de este estilo de contenido pocas veces puede ser atribuida a la indignación. No. Los likes y shares son de celebración, complicidad y validación, y cómo puede esto extrañarnos, si en el Perú cholear es más frecuente y entretenido que un deporte.

El Skin-O-Meter es básicamente una plantilla que muestra cinco tonos de colores que evidentemente representan distintos tipos de piel; a secas, distintos tipos de raza. Pero la división que plantean estos memes no se decanta en detalles, sino que separa la plantilla en dos (solo a veces tres) secciones y dan cuenta, mediante breves textos o imágenes, de dos tipos de reacciones ante situaciones concretas. Nuevamente, a secas, la separación de dos tipos de personas según la raza: de un lado los dos tonos más claros, los “blancos”; del otro, los tres más oscuros, “los marrones”.

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Pero los memes no se detienen en los típicos clichés de distinciones según las posesiones materiales. La selección es

variada e ingeniosa en su sutileza. Desde hipotéticas situaciones tan cotidianas como la reacción ante la acogida de tu post en Facebook, los memes más frecuentes o los tipos de fondo de pantalla, hasta clasificaciones tan increíbles según tipos de ombligo o cómo se deja el hueso de la presa de comida (sí, si se deja o no el pellejo). A nivel general, basta revisar unos cuantos de estos para reconocer la postura que recorre permanentemente casi todas las imágenes: aquellos del lado “blanco” parecen ser siempre los más discretos, los de reacciones pacíficas, incluso quienes se los puede distinguir por su educación y elegancia. La siguiente mitad, el “lado oscuro”, está lleno de reacciones exageradas, inmaduras, maleducadas; a secas, aquellas que relacionamos con huachafería y chusquedad.

¿Qué significa ser “marrón” hoy en día en el Perú? Desde mi punto de vista, casi exactamente lo mismo que hace 150 años. Esos melodramas del siglo XIX, tan sosos que nos parecen ahora, estaban muchas veces plagados de crítica a esas mujeres que no saben vestirse bien, a esas altaneras, a esas huachafas. ¿Cuál es la diferencia cuando avalamos y publicamos lo mucho que nos incomoda y hasta asquea leer posts y comentarios amixers? “Es tan insoportable que hace que mis ojos sangren”, he oído decir por ahí. Si de algo es útil, basta leer algunos artículos académicos sobre discriminación amixer. Abrir los ojos parará afortunadamente el sangrado.

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Que el Perú haya sido el centro del virreinato más importante del continente no es excusa para continuar el legado del pensamiento colonial. No, la huachafería, como quieran llamar a esas formas de vida o actitudes tan incómodas que les resulta (y pensar el porqué es otra historia), no tiene nada que ver con la raza. Ser blanca(o) no me exime de ser huachafa(o); ser blanca(o) no me hace más educado ni más discreto. Y el famoso argumento de las clases sociales va por el mismo camino. En mi experiencia como usuaria de redes sociales, las personas más notorias, “llamativas” y con mayor tendencia a exhibir sus vidas y misterios (ya, figuretis), han sido aquellas que, según conocimiento propio, tienen mayor poder adquisitivo y supuestamente un horizonte de experiencias socio-culturales mucho más “productivas”. Incluso son estas las que escriben las publicaciones más frívolas y superficiales, a tal punto que solo hay ocho horas de diferencia entre expresar la tristeza por la pérdida de un ser querido y pedir listas para la juerga de Asia en la noche.

No pretendo ser políticamente correcta. Ese tipo de posturas ya son obsoletas desde hace mucho. Pero hay que entender que las bromas en torno a las diferencias raciales son buenas y hasta necesarias solo cuando traen consigo una crítica al estado actual de las cosas. Y eso tiene poco que ver con las hechas detrás de la “ingeniosa” propuesta del Skin-O-Meter. Por el contrario, ser “marrón” tiene cada vez más significados que le están dando la vuelta a ese tipo de pensamiento. No retrocedamos ni sigamos clasificándonos en escalas tan tontas como racistas.