Cuando inicia un año, todos nos proponemos ser nuestras mejores versiones. Para mejorar nuestra salud cuerpo caribeño podemos ir al gym o seguir alguna dieta Keto conviérteme en una Kardashian ; para mejorar en el ámbito académico. podemos organizarnos mejor o formar grupos de estudio. Ahora bien, ¿qué podemos hacer para mejorar nuestra vida amorosa? Bueno, eliminar a los tóxicos puede ser un buen inicio, pero si queremos embarcarnos en un viaje seguro auspiciado por Cupido, deberíamos empezar por preguntarnos si sabemos realmente hablar el lenguaje del amor.

Puede sonar súper cursi y evidente, pero existen diferentes maneras de expresar y recibir amor; no necesariamente todos tenemos las mismas. En ese sentido, todos tenemos alguna amiga(o) que quiere terminar su relación y cuyas razones nos parecen por decir lo menos cuestionables r u crazy?; así como tenemos a esa amiga cuyo enamorado ya lo hubieras mandado a volar hace tiempo. A partir de estos ejemplos, podríamos discutir sobre el perspectivismo y darle mil vueltas al asunto. Felizmente no va a ser necesario. Chapman (1992) mezcló su doctorado en Filosofía con sus 30 años de experiencia en consejería de parejas para explicarnos y resumirnos cinco demostraciones.

El primer lenguaje se relaciona con las palabras de afirmación. Esto va orientado a verbalizar nuestros sentimientos hacia la otra persona. Para esto se utilizan palabras que muestren cariño, apoyo, empatía y demás cosas positivas. Además, deben venir acompañadas de una expresión corporal y contexto que nos permitan sentirlas honestas no floro. A las personas que lo tienen como principal lenguaje, les genera un aumento en su autoestima, seguridad y bienestar en general.

El segundo lenguaje es el tiempo de calidad. Con esta era de workaholics, es cada vez más complicado hacer espacio en nuestra apretada rutina para tener momentos especiales. Es por esto que buscar momentos en los que podamos desconectarnos suelen ser tan valorados. Utilizar este lenguaje no significa pasar todo tu tiempo libre con alguien ni planear la megaescapada, sino que puede ser simplemente pasar unos minutos conversando con los celulares apagados. En este tipo de lenguaje, lo importante no es ni el tiempo ni el lugar, sino la conexión que se logró en ese momento.

El tercero son los regalos. Si bien esto puede ser percibido como materialista o superficial, pues realmente no es así. En este caso no se valora el precio #cheapthrills, ni la marca ni el tamaño sino el esfuerzo. Podrán pensar que ir a comprar algo no supone tanto esfuerzo, pero para este tipo de personas existe una preparación previa. Un buen regalo requiere mucha atención a los detalles, tiempo dedicado a pensar en el que lo va a recibir, y escucharlo atentamente. El que gusta expresarse con este lenguaje obtiene satisfacción al sentir la emoción o ver la sonrisa de la otra persona.

El cuarto son los actos de servicio. Este lenguaje incluye muchas cosas y puede significar algo diferente dependiendo de quién lo reciba. Podemos entenderlo como favores o atenciones hacia la otra persona: lavar los platos, cruzar medio Lima para recoger algo, ayudar a ordenar, etc. El punto de estos actos es hacerle la vida más sencilla a la otra persona y sentir que de esa manera estamos demostrando cuánto la queremos. Muy común es que las personas que tengan este tipo de lenguaje no reciban esta forma de afecto y se sientan finalmente poco valorados o queridos. Esto sucede ya que es la manera menos evidente de mostrar cariño. Si nos ponemos a pensar en maneras de conquistar a alguien, limpiar su carro o pasear a su perro son las últimas tácticas que se nos ocurrirían. No obstante, los que realizan actos de servicio como muestra primaria de afecto pueden pasar por poco románticos o expresivos.

El quinto y último lenguaje es el contacto físico. La manera más directa y sencilla de demostrar nuestros sentimientos es a través del contacto. Un simple abrazo puede fortalecer nuestra autoestima, reducir el estrés, estrechar vínculos afectivos y producir una sensación de bienestar en general. No es necesario que actives el modo koala, pero algo tan simple como tomar la mano de la otra persona de manera más frecuente puede tener gran impacto en su relación.

No solo basta con conocer cada lenguaje, tenemos que aprender a identificar el que funciona mejor para nosotros. Este cambiará de acuerdo con el contexto en el nos hemos desarrollado, pero finalmente lograremos identificarnos con uno en particular. Un camino sencillo para analizarnos es pensar en la intensidad de las emociones que sentimos tanto al recibir como al expresarnos con cada una de las maneras.

Una manera de poner en práctica lo aprendido es usándolo en nosotros mismos. De repente te funciona darte tiempo para meditar o quizás lo tuyo es regalarte esos zapatos que te gustaron. Sea cual sea tu forma de cuidarte y quererte, es importante que, dentro de nuestro plan de ser nuestra mejor versión este año, nos tengamos como prioridad. Esta es la única manera de que el resto de nuestros planes funcionen como queremos. Luego de esto, es importante compartir nuestro lenguaje con el resto, pues es la única forma de que podamos tomar control sobre cómo buscamos ser queridos. Compártelo con amigos y familiares, y fomenta que ellos encuentren el suyo también para poder construir una relación más estrecha. Aplicando esto a nuestro S.O., es importante que conozcamos bien al susodicho(a) y que, una vez que nos sintamos en confianza, logremos compartirle esta información. Si nos sentamos a esperar que descubra cómo queremos ser queridos, nos hacemos viejitos han pasado 84 años. Tener diferentes lenguajes de amor puede ser igual de trágico que hablar español con un chino, así que ¡no te arriesgues! Suerte el 2020, definitivamente es tu año.

Edición: Paolo Pró