La denominación de “república bananera” fue acuñada por un comediante estadounidense William Sidney Porter en su cuento “El Almirante” publicado en 1904. Era un término despectivo para las violentas repúblicas de Centroamérica que contaban con alta producción de plátanos, o bananos. En un futuro no muy distante al de Porter, las características que describían a una república bananera las vemos cada vez más crecientes en el país que acuñó su origen, el grande y poderoso Estados Unidos de América y su autócrata presidente, Donald Trump. Esto no hace más que volver la situación respecto al racismo que atraviesa el país norteamericano más controvertida.

Ya es de amplio conocimiento público que una serie de protestas se han venido conduciendo en los 50 estados de Estados Unidos como consecuencia de la muerte del ciudadano afroamericano, George Floyd (sí, por la fecha en la que todos tus amigos de Instagram empezaron a poner su cuadrito negro sin saber qué era en realidad). Pero esas protestas se han visto involucradas en un nuevo hecho controversial. En la ciudad de Portland – Estados Unidos-, la BBC reportó hace dos semanas que Trump envío agentes federales para cuidar los edificios de organizaciones federales y las estatuas de la ciudad. Sin embargo, los agentes se han visto por todo Portland arrestando a aquellos que protestan contra el racismo, en su mayoría protestantes pacíficos. Estos agentes han utilizado autos sin marcas distintivas de las agencias federales, se encontraban con máscaras (y no de gas) y no llevaban sus identificaciones en su uniforme. Al resultar difícil la identificación de los agentes federales, la violencia por parte de los agentes contra los protestantes se incrementa. Hay que mencionar que antes de la orden de Trump, la represión de las protestas estaba siendo llevado a cabo por las fuerzas del orden locales, mas no federales.

Así lucen los agentes federales

Las personas que han sido arrestadas por estos agentes ya se encuentran detenidas en prisiones y no han ejecutado sus garantías constitucionales. No tienen acceso a recursos legales, a una comunicación con sus familias, no saben ni el nombre del agente que los arresto y, en los peores casos, las familias de los arrestados no saben ni dónde están sus parientes. Esta historia suena bastante familiar para nosotros los ciudadanos de las repúblicas bananeras tradicionales, o ¿acaso no suena al Perú en la década de los 90s, Argentina en los 70s, Brasil en los 60s? Resuenan los apellidos… Fujimori, Perón, Pinochet. En efecto, no es una situación perfectamente comparable, pues en aquellos tiempos los desaparecidos eran encontrados en una fosa común, pero nos recuerda el grado de brutalidad que existió por el mismo hecho que ocurre hoy: protestar. Es muy probable que los arrestados por las protestas en Estados Unidos regresen eventualmente a sus casas.

Lo que sí, que Estados Unidos no sea una dictadura no significa que deje de ser un potencial peligro, al contrario, es más preocupante. Estados Unidos, la tierra de la libertad, ha dejado de ser justamente eso: libre. La libertad de expresión está siendo pisoteada con la excusa de la seguridad nacional, al mismo tiempo que Trump demuestra que sus acciones no tienen un límite. No habrá quizá un golpe de estado violento como los que hubo en el resto de América Latina en aquel tiempo, pero si se sigue abusando del poder; minimizando a los demás poderes del estado; y el presidente continúa con su actitud de nepotismo, el poder se va a concentrar en manos de una sola persona. Es el peor escenario y al ver las escenas de las protestas, la situación es bastante preocupante. Tanto así que el 23 de julio, la Oficina de Derechos Humanos de la ONU emitió un comunicado en el que urgía a las autoridades norteamericanas controlar a los agentes federales en Portland.

Trump también anunció que iba a extender la orden impuesta en Portland respecto a desplegar agentes federales a otras ciudades norteamericanas como Chicago. Los alcaldes de estas ciudades y otras en las cuales las protestas han sido notorias, como Nueva York y Los Ángeles, han declarado que van a pelear en las cortes por los derechos de sus ciudadanos respecto a la liberta de expresión. La buena noticia es que la separación de poderes en Estados Unidos está funcionando, pues el 23 de este mes, el juez federal, Michael Simon, señaló que estaba fuera de las facultades de los agentes federales arrestar a la prensa u observadores legales. Esta decisión ocurrió un día después de que se le tirara gas pimienta al alcalde de Portland y se arrestaran a periodistas que se negaron a retirarse de la zona de las protestas con la justificación de que estaban reportando la situación.

Momento exacto en el que el alcalde de Portland es atacado por los agentes federales

Las protestas buscan pelear contra el racismo que corren en las instituciones estadounidenses. La represión no hace más que avivar el espíritu de los protestantes, pues cada vez hay más de ellos. Más allá de mi opinión, la represión a la libertad de expresión siempre va a ser una pendiente resbaladiza de la cual hay que tener cuidado.

Fuentes:

https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-53453256

https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/tension-eeuu-noche-furia-portland-trump-quiere-nid2401505

Edición: Daniela Cáceres