Qué mejor época del año que la de los exámenes para estresarte. Aquel momento cuando caes en cuenta de todas las tareas que tenías pendiente y ocultas tu falta de organización con un “se me juntó todo”. En esta época, los que estudian y/o trabajan tratan de maximizar su productividad y eficiencia en el poco tiempo que tienen antes de ese entregable. Pero no se puede evitar esa piedra en el zapato llamado estrés. Aquel que funciona como un desbien, pues consumirlo nos resta felicidad. Es el costo que sufrimos para realizar muchas de nuestras metas. Es prácticamente imposible reducirlo a cero ni con todo el yoga que hagas. Pero ¿podría ser que algo que terminamos detestando en nuestra vida, como el estrés, termine dándonos ese superpoder para acabar nuestras metas más rápido?

El estrés tiene muchos puntos en contra dentro de nuestro imaginario para si quiera considerarlo como un beneficio. Pues, afecta tu salud y puede aumentar el riesgo de contraer muchas enfermedades. Pero tampoco puede ser tan malo (?). El estrés y la ansiedad se encuentran copiados en nuestro ADN por una razón especial y es el de la supervivencia (Hallgrimsson & Hall, 2005) [2]. Hace miles de años, nuestros ancestros se enfrentaron a situaciones claves en la que necesitaban un estado superior al normal para enfrentar una amenaza. Nuestro organismo puede cambiar en cuestión de segundos llegando a tener un mayor número de palpitaciones y segregación de adrenalina en el sistema, así como sentidos más agudos, con el objetivo de hacer frente a algo que amenaza nuestra vida.

En las épocas modernas, nos alejamos de luchar en las extensas junglas contra amenazas de otras especies, para enfrentarnos a la nuestra en una jungla de cemento. Aunque no sea del mismo grado, las amenazas aún persisten y se ven reflejadas en entregables para el trabajo y la universidad, en la estresante semana de parciales, donde te juegas la bica vida y hasta en tu vida sentimental. ¿El mecanismo seguirá funcionando? Para Robert M. Yerkes y John Dilingham Dodson, hay una prueba fehaciente de que es así. Con ellos sale la Yerkes-Dodson Law [3], por si no creías en las leyendas sobre la procrastinación y la productividad.

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La ley de Yerkes-Dodson describe la relación, basada en evidencia empírica, entre el nivel de estrés que tiene una persona y su nivel de productividad (Ver gráfico 1). Al principio, con un bajo stock de estrés alcanzamos una productividad baja también. Pero, y aquí viene lo interesante, a medida que el nivel de estrés aumenta, puede llevarnos a tener una mejor productividad en nuestras tareas. Hasta que se alcanza un punto óptimo de estrés, que es cuando la productividad alcanza su punto máximo. Eso significa que en esos momentos en los que corres con tiempo y te estresas más puedes llegar a incrementar tu productividad. #NoIntentesEstoEnCasa

Gráfico 1: Yerkes-Dodson Law

 Pero también depende del tipo de tarea pendiente; es decir, la amenaza que estas enfrentando. Si es una tarea sencilla, cuando el estrés es mucho más alto, la productividad sigue manteniendo un buen ritmo; sin embargo, cuando la tarea presenta dificultad, puede afectar por completo tu desempeño. Así también, hay un estudio [1] que reporta distintos efectos para diferentes grupos de personas en cuanto al estrés percibido en donde resalta que las mujeres jóvenes con mayor educación reportan percibir mayor estrés que los demás subgrupos en la imagen (Ver gráfico 2).

Gráfico 2: Efectos diferenciados por grupos

Entonces, ¿el estrés siempre va a ser un desbien dentro de la cartera de un consumidor? Es cierto que siempre vamos a preferir estar en alguna playa del Caribe, tomando una bebida, con un nivel de alcohol cuestionable, en lugar de estar a 10 minutos del deadline de un trabajo (para igual entregarlo tarde). Pero, al parecer, una pizca de estrés puede ayudarnos a superar el día a día, especialmente en actividades a las que ya estamos acostumbrados. Entonces, debemos ver el estrés como un catalizador de nuestros talentos ocultos en productividad. Al menos, hasta cierto punto. Por ello, cuando realices una tarea y sientas que te estás tomando un tiempo largo en realizarlo, pregúntate: ¿me estoy estresando lo suficiente?

Si te quedaste con la curiosidad, puedes entrar a este enlace para saber el nivel de estrés percibido que tienes: https://www.bemindfulonline.com/test-your-stress basado en el estudio de arriba.

Fuentes:

[1] Cohen, S., Kamarck, T., & Mermelstein, R. (1994). Perceived stress scale. Measuring stress: A guide for health and social scientists, 10.

[2] Hallgrimsson, B & Hall, B. K. (2005). Variation – A central concept in biology. Elsevier Ed.

[3] Yerkes and Dodson 1908 – Diamond DM, et al. (2007). “The Temporal Dynamics Model of Emotional Memory Processing: A Synthesis on the Neurobiological Basis of Stress-Induced Amnesia, Flashbulb and Traumatic Memories, and the Yerkes-Dodson Law”. Neural Plasticity: 33. doi:10.1155/2007/60803. PMID 17641736., CC0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=34030384

Edición: Claudia Barraza