Siendo el estrés el malestar causado frente a situaciones nuevas y desbordantes, no es de sorprender que toda esta temporada de cuarentena haya significado justo eso para muchos. ¿Y para ti? No podemos negar que las cosas han cambiado y debimos haber cambiado también por el bien de nuestra salud, en este caso, mental.

Para Richard S. Lazarus (2000), pese a que la psicología considere que los humanos tienen una reacción casi similar frente a los estímulos, en tiempos más modernos, se ha aceptado la influencia de rasgos individuales (como creencias y metas) sobre esas respuestas. ¿Crees haber reaccionado adecuadamente? Usemos este enfoque para conocer cómo sugiere la psicología que afrontemos momentos de posible estrés y preocupación como el actual.

Tiempo a solas = dudas existenciales

¿Qué haces si tienes un problema? Solucionarlo. Por allí parte el enfoque de enfrentamiento de los problemas. En los primeros niveles de estrés, tomar acciones directas para alterar relaciones problemáticas permite reconocer y detener la fuente de estrés o preocupación (Amarís et al, 2013). Aunque lamentablemente escapa de la capacidad individual detener tal cual la cuarentena, son los “problemas derivados” los que pueden no estar fuera de nuestro total control. Comprar, trabajar, estudiar, entre otras actividades se han vuelto más rigurosas, tediosas o difíciles de realizar por las medidas para mantener el aislamiento social. La alteración del statu quo, la duda respecto a la propia capacidad de reacción y la inestabilidad del contexto generan incertidumbre, aversión y finalmente estrés.

¡Hora de buscar opciones para minimizar o anular el efecto! El Estado, las instituciones y las mismas personas no han parado de proponer y plantear (en mayor o menor nivel) medidas para aligerar los efectos sobre dichas actividades: clases virtuales, trabajo desde casa, bonos, facilitaciones financieras, etc. Uno mismo debe conocer bien su situación para saber en qué medida aplicar estas propuestas o plantear las propias en el marco de sus capacidades y preferencias.

Pero incluso, si se logra lo anterior, puede que no elimine del todo el efecto intrínseco que surte la cuarentena en las personas. Después de todo, ¿por qué deberíamos sentir que algo es distinto? Por la pérdida del control. El contar con menos posibilidades de decisión para varias actividades cotidianas puede derivar en intriga, ansiedad, aburrimiento y demás. Es por ello que varios no pudieron resistirse a salir o hacer una reunión. Este efecto puede perdurar y potenciarse a medida que estés en casa porque recuerdas que estás allí no exactamente por decisión (¿propia?) y que ya no estás en control.

Es allí cuando entra el afrontamiento centrado en la emoción. Este se da ante niveles mayores de estrés y cuando al individuo no le resulta atractivo o factible tomar acciones directas para afrontar la situación. En ese caso, lo que se busca es disminuir el efecto emocional que surte esa situación en él. La evitación, el distanciamiento, la minimización, la búsqueda de orientación y la relajación son algunas de las maneras en que se busca superar la situación desbordante y lograr un equilibrio emocional. Este enfoque implica una autoevaluación consciente sobre cómo y por qué está reaccionando como lo hace ante dicha situación estresante. ¿Estás sobrerreaccionando? ¿Realmente es tan malo? ¿Puedes rescatar algo de ello? Conociéndote mejor a ti mismo, vuelves a tener el control sobre cómo afrontar una situación y puedes definir la mejor manera en que puedes cambiar hábitos y aptitudes.

Para finalizar, la familia es un elemento fundamental durante todo este proceso de adaptación y afrontamiento. No solo por ser los aliados más cercanos, sino también porque ahora más que nunca cada miembro debe reconocerse como parte de una estructura básica que puede tanto ayudarse como perjudicarse mutuamente. Es necesario considerar, entonces, cómo la familia puede ser clave en la adaptación de uno y en como tú puedes ayudarlos a ellos en esta temporada de cambio tras cambio. Teniendo como clave la reestructuración de ciertos roles internos para facilitar el desarrollo de otros (“si tú vas a comprar, yo puedo cocinar”).

Por otro lado, la popularidad de Tik Tok es un ejemplo de cómo algunos familiares han decidido afrontar la monotonía de sus rutinas: participando juntos en algo que no conocían o no se atrevían. ¿No te gusta Tik Tok? ¿Tu abuelita no sigue bien los pasos? Cada uno puede probar sus propias opciones compartiendo o aprendiendo junto a los más cercanos.

En definitiva, esta temporada ha exigido, incluso al más acomodado, una evaluación más profunda de nuestra persona para afrontar nuevas condiciones. Ojalá que, con el esfuerzo conjunto todos, podamos salir adelante y estemos listos para futuros panoramas complejos.

Edición: Paolo Pró

Referencias

  • Estrés y emoción: Manejo e implicaciones en nuestra salud – Richard S. Lazarus, 2000.
  • Estrategias de afrontamiento individual y familiar frente a situaciones de estrés psicológico – Amarís et al, 2013.