¿Cuánto vale tu vida? Probablemente, lo primero que uno piensa es que es imposible asignarle un valor monetario a uno mismo. Incluso, puede parecer poco ético y bastante frío aventurarse en la búsqueda de una respuesta. ¿Acaso existe una cantidad de dinero que uno estaría dispuesto a pagar a alguien para salvar su vida? ¿O acaso el valor monetario es infinito? Antes de seguir, cabe recalcar que, en tiempos tan agitados y difíciles #CuarentenaLife, es una buena idea recordar, una vez más, lo valiosa que es cada persona. Por suerte, nuestra amiga economía se ha atrevido a estimar respuestas desde diversas perspectivas, por lo que las aproximaciones económicas acerca de lo que vale una vida no faltan.

Es innegable que el mundo continúa creciendo. Ya somos 7,700 millones de seres en este planeta y el proceso de crecimiento demográfico no se ha detenido. Esto lleva a una idea preliminar: a mayor oferta, menor precio #Back2Basics. Es decir, poniéndolo en contexto, dado que somos más personas, el valor de cada vida debe ser menor. Pero ¿acaso estas son interpretaciones correctas? Pues, como se puede intuir, probablemente no, ya que el capital humano es significativamente superior. A través del tiempo, el proceso evolutivo y las nuevas tecnologías han resultado en personas con mayor esperanza de vida y mucho más productivas, aunque no todas lo parezcan. A su vez, también, ha aumentado el acceso a la educación y, aunque aún queda camino por recorrer, los servicios de salud se han reforzado.

Por ejemplo, en Estados Unidos, el salario mínimo por hora es de alrededor de siete dólares #VizcarraHazteUna. Este está en función de la productividad marginal del trabajo, por lo que también depende del capital humano. Así, se intuye que un salario mayor se relaciona con un mayor valor de la vida, pues se tiene mayor capital humano. Entonces, ¿será posible hallar un estimado considerando el salario y mi esperanza de vida? Sería impreciso. Si se construye un modelo para el caso de ciertos grupos poblacionales, se tendería a subestimar el valor. Un caso que demuestra esto es el de los jubilados, pues, dado que estas personas ya no perciben un salario, su valor sería cercano a cero.

Ciertas mediciones sí llegan a valores concretos, especialmente aquellas que tienen como objetivo el diseño de políticas públicas. El método más usado se relaciona al valor estadístico de la vida humana (VEV). Esto se basa en la existencia de diferentes probabilidades de muerte entre actividades económicas. Así, se analizan los riesgos que los individuos asumen voluntariamente y a veces no tan voluntariamente y cuánto debe pagárseles por asumirlos. En otras palabras, las profesiones más locas se relacionan con salarios más jugosos. De esta manera, al comparar remuneraciones de trabajos más y menos riesgosos, se llega a distintos estimados. Por ejemplo, un caso encuentra que el valor de la vida humana es de alrededor de 10 millones de dólares (Mankiw, 2009). En otros, notamos que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (2016) sitúa el VEV en 8.9 millones de dólares y, para el caso peruano, Seminario (2017) estima el VEV, a través del método del capital humano, en 138 mil dólares.  

Algunos trabajos riesgosos

Sin embargo, estas cifras tan dispersas no significan necesariamente que la vida tenga un valor diferente según el país, ¿o sí? En cambio, las diferencias se deben, principalmente, al método de obtención y al fin del estudio. No será lo mismo si se busca hallar una posible compensación por accidentes fatales o si se quiere saber el beneficio de implementar señales de tránsito más visibles. A pesar de esto, es cierto que la evidencia muestra una relación positiva entre el ingreso per cápita y el VEV. Seguramente, las instituciones de países ricos pueden tener mayores expectativas de la calidad de vida y de su valor.

Asimismo, un factor clave adicional en estos estimados es la educación, pues es uno de los determinantes de mayores niveles de capital humano. Si uno no deja de asistir al colegio y tiene la oportunidad de aventurarse en la temida universidad, estará en una mejor posición con respecto al resto. Esto se debe a que la educación permite adquirir habilidades y conocimientos que dan un valor agregado. Por esto, tal como muestran los ejemplos presentados, no debería parecer raro que países con sistemas educativos superiores terminen asignando un mayor valor a la vida de sus ciudadanos.

Algunos datos relevantes para el caso estadounidense

No cabe duda de que estimar el valor de la vida humana es una tarea difícil o casi imposible. Todas las aproximaciones responden a cuestiones muy teóricas o tienen como objetivo la implementación de políticas públicas. Sin embargo, a pesar de esto, los estimados son una buena referencia. Sin lugar a duda, nos recuerdan la importancia de la educación en el desarrollo personal. Además, la próxima vez que alguien te diga lo contrario, sin miedo al éxito a equivocarte, no dejes de decirle que tu vida vale muchísimo.

Edición: Claudia Barraza                                       

Fuentes:

Mankiw, G. (2009).  Principios de economía. México: Thomson.

Merrill, D. (19/10/2017). No One Values Your Life More Than the Federal Government. Bloomberg. Recuperado de https://www.bloomberg.com/graphics/2017-value-of-life/

Seminario, L. (2017). Estimación del Costo Social por Fallecimiento Prematuro. Recuperado de https://www.mef.gob.pe/contenidos/inv_publica/docs/parametros_evaluacion_social/Valor_Estadistico_Vida.pdf

Urrunaga, R., Hiraoka, T., & Risso, A. (2014). Fundamentos de economía pública. Lima: Universidad del Pacífico. Recuperado de http://repositorio.up.edu.pe/handle/11354/1159