La última semana estuvo llena de noticias relacionadas a posibles actos de corrupción en compras efectuadas por la Policía Nacional del Perú. En una situación normal, este tipo de noticias no hubiera llamado tanto la atención, ya que es usual las publicaciones de sucesos similares en un país como el Perú #RobaPeroHaceObras. Sin embargo, lo que sorprendió de ella es que los presuntos actos se están dando dentro de un contexto de pandemia y crisis sanitaria que envuelve al país #NiELCOVIDLosPara. Y es que, a pesar de que esta situación se ha caracterizado por mostrar el lado más solidario de las personas, también puede sacar a la luz situaciones de corrupción y comportamiento oportunista que, en la economía conductual, se les conocen como riesgo moral. Y es, bajo esta idea, que estas acciones pueden ser explicadas.

No perdamos las esperanzas

En primer lugar, es necesario aclarar qué significa asimetría de información. Como su nombre lo dice, una situación con esta característica aparece cuando un agente está mejor informado que el otro respecto a la información que les permite tomar decisiones. Esta asimetría de información puede efectuarse tanto antes como después de realizar un acuerdo. En el caso de que aparezca posteriormente, el término económico utilizado es “riesgo moral”.

Aquí, el agente mejor informado se aprovecha de su situación y toma mayores riesgos o, en todo caso, este realiza menores esfuerzos, ya que sabe que el costo de sus acciones no será asumido por él, sino por los menos informados. Por ello, el riesgo moral conlleva a fallas del mercado, dado que produce una asignación de recursos distinta a la que existiría en ausencia de la asimetría. Un clásico ejemplo de esta situación ocurre en el mercado de seguros. Si una persona adquiere un seguro total contra cualquier daño o robo de su vehículo, no tendrá ningún incentivo a ser precavido. Debido a que si sabe que la compañía no puede observar su comportamiento y que, en caso de que algo suceda, este tendrá poco o nada que perder porque las consecuencias no serán asumidas por él, sino por la compañía, el individuo tenderá a tomar más riesgos.

Cuando no asumiremos los costos de nuestras acciones, tenderemos a tomar más riesgos

En este sentido, es posible justificar (?) la situación de corrupción dentro de la Policía Nacional, ya que esta tiene elementos que pueden relacionarse a la situación de riesgo moral #AhoraEntiendoLaLógica. En este caso, los agentes que poseen mejor información serían los miembros encargados de realizar las compras, debido a que son quienes cuentan con las especificaciones acerca del equipo de protección necesario para los policías. Asimismo, aquellos con menos información seríamos todos los demás ciudadanos y, en especial, los otros miembros del personal policial, ya que se ven directamente afectados por las irregularidades en dichas compras.

Dado que las consecuencias de sus acciones no recaerán directamente en los corruptos agentes con mejor información, sino en el resto de los policías, aquellos miembros responsables de realizar las compras tenderán a tener más incentivos para aprovecharse de las circunstancias. Asimismo, si es que estos miembros tienen poca probabilidad de ser condenados por participar en actividades poco éticas, correrán mayores riesgos y estarán más motivados a participar en esta clase de negocios. En el Perú, la Contraloría General de la República es el ente encargado de supervisar el buen obrar de las instituciones.

En este sentido, podríamos plantear la función de utilidad de los mejores informados (los corruptos). Para simplificar el análisis, podemos asumir que, en la economía, existen dos períodos. Durante el primero, el agente decide si realizará el acto de corrupción y, en el segundo, la Contraloría realiza las fiscalizaciones del caso. En primer lugar, la utilidad del agente va a depender de su salario, las ganancias que obtiene de la corrupción y de la sanción que pudiera recibir (esta solo la recibiría en el segundo período). Asimismo, la Contraloría tiene una probabilidad  de encontrar culpable a los corruptos, y asumiremos (ojalá fuera real) que esta institución no es deshonesta, por lo que no habrá posibilidad de que, de ser encontrados responsables, los agentes corruptos no sean sancionados.

En este sentido, la utilidad sería la siguiente:

Donde:

Esta función implica que la utilidad del agente disminuye mientras más alta sea la sanción recibida y mientras mayor sea la probabilidad de ser encontrado culpable.

De lo anterior, podemos concluir que la corrupción es un problema de nunca acabar. La buena noticia es que hay formas de reducir el problema de riesgo moral si es que logramos que el agente con mayor información asuma las consecuencias de sus acciones. En el ejemplo del mercado de seguros, la empresa aseguradora podría brindar un seguro parcial y no total. Con ello, el asegurado tendría más incentivos para cuidar del auto y menos impulso de tomar decisiones riesgosas, ya que ahora tendría que asumir las consecuencias. Lo mismo sucede (y se ansía que suceda) con el tema de la corrupción. Dado que la Contraloría es el ente encargado de la supervisión, se esperaría que esta institución determine correctamente las responsabilidades de los involucrados y las sanciones que les corresponden. Para así, asegurarse que, en el futuro, aquellos sepan que tendrán que asumir las consecuencias de sus acciones y la piensen dos veces antes de cometer algún delito. #AdiósCorrupción

Edición: Claudia Barraza